domingo, 10 de septiembre de 2017

Mateo 7:24-29 – Conclusión del Sermón del Monte


Jesús concluye sus enseñanzas sobre los pilares del reino de los cielos hablando ahora sobre la importancia de poner en práctica lo aprendido.

Paralelo: Lucas 6:46-49


El paralelo de Lucas comienza con una pregunta clave para concluir el sermón del monte, especialmente dirigida a los religiosos: “¿Por qué me llaman ustedes ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo?”

¿Por qué inicia Jesús con esa pregunta? ¿Qué pasa cuando somos religiosos? ¿Cuál es la diferencia entre un religioso y un verdadero seguidor de Jesús?

¿Qué es lo que Jesús venía diciendo que debemos hacer?


»Por tanto, todo el que me oye estas palabras (gr. logos – razonamientos, la expresión divina de Dios) y las pone en práctica (hace) es como (lo compararé a) un hombre prudente (sabio, pensativo, discreto, sagaz en el sentido de cuidadoso) que construyó (ser arquitecto, constructor; construir) su casa (residencia; familia) sobre la roca. Cayeron las lluvias (Descendió la lluvia), crecieron los ríos (y vinieron las corrientes de agua), y soplaron (fuerte) los vientos y azotaron aquella casa (residencia, familia); con todo, la casa no se derrumbó (cayó) porque estaba cimentada (basada, consolidada, fundamentada, levantada) sobre la roca.


¿Con qué compara Jesús a quién ejecuta sus palabras? ¿Qué pasa con la casa del constructor sabio? ¿Por qué no cae?

¿Qué significado práctico tiene esta parábola? ¿Qué significa que la palabra ‘casa’ también signifique ‘familia’? ¿Cómo debemos construir nuestra familia?

¿A quién representa la roca? ¿Por qué ‘la roca’ debe ser nuestro fundamento?

¿Qué en la vida representan la lluvia y las corrientes de agua, y los fuertes vientos? ¿Por qué una casa fundamentada en Cristo puede sobrevivir a cualquier tormenta en la vida?


Pero todo el que me oye (oye de mi) estas palabras (gr. logos) y no las pone en práctica es como (similar a) un hombre insensato (tonto, estúpido, absurdo) que construyó su casa (residencia, familia) sobre la arena. Cayeron las lluvias (Descendió la lluvia), crecieron los ríos (y vinieron las corrientes de agua), soplaron (fuerte) los vientos y azotaron (dieron contra) aquella casa (residencia, familia). Esta se derrumbó (Y se cayó), y grande fue su ruina (caída, destrucción)».


¿Qué pasa con el que ignora las palabras de Jesús y no las pone en práctica? ¿Por qué llama Jesús insensato a esta persona?

¿Qué representa la arena? ¿Qué pasa con una familia cuyo fundamento es arena? ¿Por qué su destrucción es grande?

Cuando Jesús terminó (concluyó) de decir estas cosas (palabras; gr. logos), las multitudes se asombraron (estaban maravilladas) de su enseñanza (instrucción), porque les enseñaba como quien tenía (como teniendo, poseyendo – como quien tiene) autoridad (gr. exousia: poder, capacidad, competencia, habilidad, libertad, maestría, influencia delegada), y no como los maestros de la ley (escribas).


¿Qué pasó cuando Jesús terminó de hablar? ¿Por qué y de qué se maravillaban las multitudes? ¿Qué tenía Jesús que no tenían los religiosos?


¿Por qué los religiosos no tenían esa autoridad?

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