Jesús continúa hablándoles a los religiosos judíos y explicándoles su testimonio y autoridad.
»Si yo testifico en mi favor (a través de mi), ese testimonio no es válido (verdadero). Otro es el que testifica en mi favor (a través de mi), y me consta que es válido (y sé que es verdadero) el testimonio que él da de mí.
Jesús deja claro que
él no tiene que dar testimonio de sí mismo, sino que ya otro –Dios el Padre- ha
dado testimonio de él y ese testimonio es verdadero. Con esto Jesús hace
referencia a las cientos de profecías bíblicas de las cuales los judíos tenían
su esperanza en un Mesías.
»Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio un testimonio válido (de la verdad). Y no es que acepte yo (recibo, tomo) el testimonio de un hombre; más bien lo menciono (digo estas cosas) para que ustedes sean salvos (liberados, protegidos). Juan (Él) era una lámpara encendida y brillante, y ustedes decidieron (escogieron, prefirieron) disfrutar de su luz por algún tiempo.
Les recuerda también
que ellos mismo le habían preguntado a Juan sobre Jesús, y que este había dado
testimonio de él. Pero Jesús declara que él no se basa en el testimonio de
seres humanos, sino que lo menciona con el único propósito de darles salvación
y libertad en él mismo, y que estuvo bien que durante algún tiempo hubieran
buscado la luz en él.
»El testimonio con que yo cuento (tengo) tiene más peso (es mayor) que el de Juan. Porque esa misma tarea (las obras) que el Padre me ha encomendado (dado para) que lleve a cabo (complete), y (las mismas obras) que estoy haciendo, es la que testifica (dan testimonio de mi) que el Padre me ha enviado. Y el Padre mismo que me envió ha testificado en mi favor (sobre mi). Ustedes nunca han oído su voz, ni visto su figura, ni vive (contiene vida) su palabra (gr. logos) en ustedes, porque no creen en aquel a quien él envió.
Pero Jesús ofrece más
de lo que Juan podía ofrecer, y las mismas obras que Dios el Padre le ha
encomendado a él y que él ha hecho, son las que dan testimonio de él y declaran
que Dios el Padre ha sido quién le envió. Además les declara que no saben quién
es Dios realmente, pues ni han querido escuchar su voz, ni quieren que las
palabras de él habiten en ellos, sencillamente porque tampoco creen en Dios
Padre.
Ustedes estudian con diligencia (o: Estudien, investiguen) las Escrituras porque piensan que en ellas hallan (contienen) la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor (sobre mi)! Sin embargo, ustedes no quieren (escogen, prefieren) venir a mí para tener (contener) esa vida.
Jesús les ordena
estudiar, investigar los escritos que ya tienen porque ellos saben que allí
está contenida la vida eterna, y porque esos mismos escritos dan testimonio de
Cristo. Pero, a pesar de saber esto, ellos no quieren ir a Jesús para recibir
esa vida.
»La gloria humana no la acepto (tomo), pero a ustedes los conozco, y sé que no aman realmente a Dios (Lit. no tienen (contener) el amor (gr. agape) de Dios en sí mismos).
Jesús no acepta la honra
de humanos y conoce a los oyentes bien, y sabe que ellos en realidad no tienen
el amor incondicional de Dios en ellos. Solo aman demandando, esperando
condiciones, por lo cual no pueden ver la verdad.
Yo he venido en nombre (en la autoridad y carácter) de mi Padre, y ustedes no me aceptan (reciben, toman); pero si otro viniera por su propia cuenta (en su propio nombre), a ése sí lo aceptarían (reciben, toman). ¿Cómo va a ser posible (pueden, son capaces) que ustedes crean, si unos a otros se rinden (toman) gloria pero no buscan (con ansias) la gloria que viene del Dios único?
Por eso, aunque Jesús
vino en la autoridad y el carácter de Dios, ellos no le aceptan. Pero si
aceptarían a cualquier ser humano que viniera en nombre propio a levantarse
como dios sobre ellos. Y así no pueden creer, porque solo se rinden gloria unos
a otros y no buscan ansiosamente la gloria que solo viene de Dios.
Esto todavía se ve
mucho en la iglesia con los religiosos. Ellos solo buscan figurar, ser los
primeros y no realmente una relación con Dios. Por eso no pueden creer
realmente, pues su vista está nublada por las bendiciones que quieren y pueden obtener.
»Pero no piensen que yo voy a acusarlos (cargarles alguna ofensa) delante del Padre. Quien los va a acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza (confianza). Si le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creen lo que él escribió (sus enseñanzas), ¿cómo van a creer mis palabras?
Ahora, Jesús les
conoce bien, y antes de que alguno de ellos dijera que él solo decía esto para
acusarles, él les deja claro que no tiene necesidad de ello, pues las mismas
creencias que ellos tienen al endiosar al Moisés, esas mismas les van a acusar
ante Dios, pues Moisés escribió claramente sobre Cristo, pero ellos no creen ni
siquiera lo que él escribió.
La última pregunta es
una pregunta de coaching que Jesús usa… ¿Cómo esperan poder creer en mí (en
Jesús), si ni siquiera le creen a quienes escribieron de él? Muchas personas
hoy en día se escudan en las malas acciones de algunos cristianos de nombre
para alejarse de Dios y decir que no vale la pena estudiar la Biblia, que ellos
pueden creer en Dios sin necesidad de la Biblia, que como la ciencia no ha
podido probar muchas cosas, la Biblia es solo un libro de fábulas y cuentos
bonitos. Allí aplica la misma pregunta: ¿Cómo esperan conocer y creer en Jesús,
sin creer en lo que su Palabra dice?