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viernes, 1 de agosto de 2014

Juan 6:1-15 – Jesús multiplica los alimentos sobrenaturalmente

Después de todas las cosas que ya Jesús había explicado, él y sus discípulos comienzan a recorrer varios lugares haciendo la obra de Dios y declarando las buenas nuevas de salvación.

Este pasaje se encuentra también en Mateo 14:13 al 21, Marcos 6:32 al 44 y Lucas 9:10 al 17. Para una mejor comprensión del mismo, sugiero leer estos textos paralelos.

(Después de estas cosas…) Algún tiempo después, Jesús se fue (cruzó) a la otra orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades). Y mucha gente (una gran multitud) lo seguía (le acompañaba), porque veían (discernían) las señales milagrosas que hacía en los enfermos.

De acuerdo al texto en Mateo, Jesús va a este sitio después de escuchar sobre la muerte de Juan el Bautista, quién había sido decapitado por Herodes. Allá lo encuentra la gente después de estar buscándolo por todo lado.

De acuerdo a Marcos y Lucas Jesús se retira a este sitio después de que los discípulos habían regresado de una misión que él les había encomendado.

Mucha gente empezó a seguir a Jesús y sus discípulos. ¿Por qué le seguían? ¿Cuál era la motivación para seguirle? De acuerdo a lo que vemos acá, vemos que le seguían por las señales que hacían, pero no porque estuvieran convencidos de que era el Hijo de Dios.

Muchos supuestos creyentes en las iglesias cristianas hoy en día son iguales. Siguen a pastores, líderes y supuestamente a Jesús, pero lo único que esperan es recibir su milagrito, pero no asumir un compromiso con Dios.

La diferencia entre la multitud y los discípulos consistía en que estos últimos seguían a Jesús porque estaban plenamente convencidos de que este era el Hijo de Dios, porque habían sido llamados por él a seguirle y porque no esperaban algo a cambio fuera del privilegio de ser entrenados por él.

Es triste que hoy en día muchas personas que se llaman a sí mismas cristianas, realmente no estén interesadas en seguir a Cristo mismo, sino que solamente andan detrás de sus milagros y bendiciones. Es por eso que la iglesia se ha corrompido. Si los que se llaman a sí mismos creyentes de Jesucristo entendieran que Cristo es más importante y central que los milagros y bendiciones que podamos obtener de él, y si entraran en una relación íntima y personal con él, entonces veríamos no solo milagros ocurrir, sino principalmente vidas, hogares, empresas, iglesias, ciudades y países cambiados, y experimentaríamos el avivamiento que tanto anhelamos.

Entonces subió Jesús a una colina (montaña) y se sentó con sus discípulos. Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua. (Estaba cerca la Pascua, el festival de los judíos).

Había pasado ya aproximadamente un año desde la primera visita de Cristo a Jerusalén después de su bautismo. Jesús usa este tiempo para enseñarle a la multitud sobre él y lo que los profetas habían dicho de él, pero también sobre cómo llevar una vida que agrada a Dios, como podemos ver en las referencias paralelas de este pasaje, y que se encuentran en los otros evangelios.

Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe:
—¿Dónde vamos a comprar (mercar) pan para que coma esta gente (coman estos)?
Esto lo dijo sólo para ponerlo a prueba (hacer un test, evaluar), porque él ya sabía lo que iba a hacer.

Jesús alza los ojos y ve a toda esta gente viniendo hacia él, deseosos de escuchar lo que tiene que decir, con mucha hambre y sed espiritual, y entonces decide usar este momento para poner a prueba a Felipe. Los demás discípulos estaban allí presentes también, por lo cual el test seguramente era para todos ellos simultáneamente.

De acuerdo a Marcos, Jesús tiene compasión de ellos y comienza a enseñarles muchas cosas. De acuerdo a Lucas y Mateo les enseña sobre el reino de Dios y también sanó a los enfermos.

¿Por qué testea Jesús a Felipe, especialmente si él ya sabía qué hacer? Jesús quería mostrarles a sus discípulos como actúa la fe. Esta era una lección más de su entrenamiento con ellos.

¿Cómo es que Jesús ya sabía qué hacer? Como hemos visto en los capítulos anteriores, Jesús hacia lo que veía al Padre hacer. Él ya había visto al Padre, ya sabía que Dios iba a proveer de esta forma.

—Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan (Lit. Doscientos denarios de pan no serían suficientes) para darle un pedazo a cada uno (para que cada uno tenga un pedazo chiquito) —respondió Felipe.

¿Qué denota la respuesta de Felipe? La respuesta de Felipe se basa en la situación actual y la razón: sencillamente no alcanza la plata. Felipe demuestra que todavía no comprende el poder creador de Dios y razona según su mente y experiencia humana. Él no comprende que existe un mundo sobrenatural que no se rige por las leyes naturales.

Muchos cristianos son como Felipe, no creen que Dios pueda hacer algo sobrenatural y tratan de explicar todos los posibles milagros de manera natural, usando la razón. Pero como veremos, hay milagros que no tienen una explicación natural.

Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo:
—Aquí hay un muchacho (niño pequeño) que tiene cinco panes de cebada y dos pescados (ya preparados y cocidos), pero ¿qué es esto para tanta gente?

Vemos que Andrés tiene otra reacción diferente. Él trae a un niño que tiene algo de comida. ¿Qué demuestra la intervención de Andrés? No sabemos si Andrés creía que algún milagro podría suceder, pero si vemos que por lo menos estaba abierto a que algo sobrenatural sucediera, pues trae al niño aunque reconoce que en lo natural, lo que tienen a mano no alcanzaría para todos. ¿En qué se diferencia con la respuesta de Felipe? Felipe actúa más guiado por la lógica a la razón; Andrés en cambio demuestra que a pesar de que la razón y la lógica son importantes, se le debe dar un lugar a lo sobrenatural, para así poder vivenciarlo.

¿Qué papel juega el niño en todo esto? ¿Cuál es su actitud? Aunque este pasaje no menciona de donde salió este niño, ni como llego Andrés a enterarse de que el niño tenía los panes, personalmente creo que el niño al escuchar el dilema de los discípulos, pudo ser quien ofreciera lo que tenía a la mano. ¿Por qué ofrece él lo que tiene? Al observar a los niños y a mis propias hijas he notado que la mayoría de las veces los niños responden ante una necesidad ofreciendo inmediatamente algo para ayudar a solucionar las cosas, sin esperar nada a cambio, sin siquiera saber si lo que ofrecen sirve o tiene lógica. Pienso que acá pudo haber pasado lo mismo: el chico escucho que tenían ese dilema y recordó que tenía algo de comida consigo, así que en su deseo la ofrece para ayudar, sin pensar en la lógica de ello. Él sencillamente tiene fe, en que lo que está ofreciendo sirve para ayudar. Esa es la fe de la que Jesús habla como necesaria para entrar al reino de los cielos.

—Hagan que se sienten (se recuesten) todos (los seres humanos) —ordenó Jesús.

¿Cuál es la respuesta de Jesús ante las reacciones de ellos? Jesús sencillamente sigue adelante y actúa como si todo ya estuviera resuelto, y ordena que todos se sienten como para comer.

En ese lugar había (existía) mucha hierba (vegetación). Así que se sentaron (recostaron), y los varones adultos eran como cinco mil.

Como había mucha vegetación, era un buen sitio para recostarse para el ‘picnic’. Habría buena sombra y estarían cómodos. En ese entonces las personas se recostaban para comer. Había allí 5000 hombres según este pasaje, más las mujeres y los menores, ósea que en total podrían haber sido aproximadamente unas 12 a 15mil personas. Lo interesante de esto es que Jesús jamás los convocó acá, ni anunció una gran campaña de evangelismo y sanidades, ni nada similar. Esta gente sencillamente seguía a Jesús por quién él era y porque tenían hambre y sed del alimento espiritual que él ofrecía. En todas las oportunidades que Jesús tuvo con multitudes para formar un gran movimiento y una mega-iglesia, jamás uso una de estas circunstancias para ello. En cambio uso un momento en privado con sus discípulos para establecer su iglesia (su eclesia). Jesús nunca pretendió que la iglesia fuera una institución con cientos de personas, él deseaba un pueblo, una comunidad enfocada en él y no en sus bendiciones.

Jesús tomó entonces los panes (moldes de pan), dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados (recostados) todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados.

¿Por qué reparte Jesús los panes y los peces? Jesús sigue entrenando a sus discípulos al mostrar su liderazgo de servicio. Probablemente no repartió solo los panes; sus discípulos seguramente ayudaron, pero vemos acá que Jesús toma la iniciativa de repartir, mostrando que él no vino a ser servido, sino a servir. Comparado con las mega-iglesias, ¿cuántos de esos pastores y líderes se habrían bajado de su podio a servirles a las personas? En mi experiencia personal diría que ninguno lo habría hecho… para eso están los ujieres.

Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos:
—Recojan (recolecten) los pedazos que sobraron (sobreabundaron), para que no se desperdicie (dañe) nada.

¿Por qué pone Jesús a los discípulos a recoger sobrantes? Jesús seguramente desea que sus discípulos sean los primeros en reconocer el milagro de primera mano para edificar la fe de ellos al darse cuenta que Dios había multiplicado los alimentos. Ellos y el niño eran los únicos que sabían hasta ese momento de los 5 panes y los 2 peces.

Es interesante también notar que a Jesús le preocupa que existan desperdicios y que se dañe la comida sobrante. ¿Por qué? Dios no desperdicia nada. No sabemos qué uso se le dio acá a las sobras, pero podemos imaginar basados en la naturaleza y el carácter de Dios, que algo se le debió haber devuelto al niño que dio de lo suyo y que otra parte debió haber ido a quienes no tenían nada.
Veo otra cosa más en este pasaje. A pesar de que Jesús vivía ‘por fe’, no vemos que pida alguna ofrenda o diezmo de ningún tipo. En ningún momento durante todo su tiempo de ministerio Jesús pidió ofrendas o diezmos para financiar su ministerio. Sabemos que parte de su ministerio se financiaba con lo que él mismo había ganado como carpintero y que otra parte eran ofrendas voluntarias, no públicas, no pedidas, de algunas de las mujeres que le seguían.

Así lo hicieron (recolectaron entonces todo), y con los pedazos de los cinco panes de cebada que les sobraron (sobreabundaron) a los que habían comido, llenaron (completamente) doce canastas (pequeñas).

¿Qué pasó con los sobrantes? Después de recogerlos seguramente se le devolvió algo al niño y el resto posiblemente se les habrá dado a los pobres y quienes tuviesen necesidad.

¿Cuál fue el milagro? El milagro fue de provisión. Jesús demostró que Dios puede proveer todo lo que necesitemos, que de lo poquito que tengamos y que pongamos a Su disposición, Él puede hacer tan abundantemente, que sobreabundará, no solo satisfaciendo nuestra necesidad, sino dejando suficiente como para dar de lo que sobreabunde a otros.

¿Qué quería enseñar Jesús con este milagro? Creo que tanto al pueblo como a los discípulos quería enseñarles que podían confiar plenamente en él y descansar en la esperanza de que él siempre tiene todo bajo control.

¿Con qué milagro en el Antiguo Testamento podía ser comparado? Con el del maná durante los 40 años en el desierto. Tampoco había suficientes alimentos, pero Dios hace un milagro proveyendo lo que necesitaban para cada día. El objetivo era también que Su pueblo aprendiera a confiar completamente en él para todo lo que necesitaran.

Al ver (aquellas personas) la señal que (Jesús) había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad (verdaderamente) éste es el profeta, el que ha de venir al mundo.»

¿Cuál fue la reacción de la gente al ver el milagro? Las personas allí reconocen que ese milagro solo puede haber sido hecho por el Mesías que tanto esperaban. Sin embargo, es interesante que ellos no reconocen en Jesús al Hijo de Dios, sino que le ponen en la categoría de un profeta. Es por ello que no entienden realmente a lo que vino Jesús y confunden las cosas come vemos en el pasaje siguiente…

Pero Jesús (Por ende Jesús), dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo (hacerlo) rey (soberano), se retiró de nuevo a la montaña él solo.

¿Cómo reacciona Jesús ante la gente? Las personas pensaron entonces que el Mesías que venía, estaba allí para liberarlos del yugo romano, y por ende pensaron que si Jesús era ese Mesías o profeta esperado, entonces él al ser declarado rey por ellos, probablemente reuniría a un gran ejército para pelear contra los romanos y librarlos de ellos. Por ello Jesús decide irse y permanecer solo un tiempo.

¿Qué estaba mal en lo que la gente pensaba hacer? Es triste que a pesar de seguir constantemente a Jesús y haberle escuchado en varias ocasiones hablar de sus verdaderos propósitos y de lo que para él era el reino de Dios, la gente siguiera sin darse cuenta que Jesús estaba hablando de un reino espiritual y de una libertad de un yugo no físico.

¿Por qué Jesús se va solo a la montaña? Jesús seguramente quiere pasar tiempo a solas con su Padre, como era su costumbre, y de seguro también para lidiar con los sentimientos que pudieran haberse generado al verse exaltado por la multitud. Él necesitaba volver a enfocarse en su misión y pasar tiempo en conversación con su Padre para estar seguro de cómo seguir adelante. Nosotros deberíamos tener la misma actitud de Jesús, de estar siempre, aun (o especialmente) después de un momento espiritualmente fuerte, enfocados en lo que el Padre nos quiera decir y en la misión que él nos ha encomendado.

¿Qué hacen los discípulos mientras tanto? Por el pasaje siguiente podemos deducir que los discípulos no acompañaron a Jesús a la montaña. Posiblemente ellos se quedaron atendiendo a la gente y encargándose de entregar los sobrantes a quienes Jesús les hubiera encomendado. 

sábado, 18 de enero de 2014

La señal del verdadero Cristiano…


En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.

Juan 13:35 (RVA)


¡Cómo me duele ver hoy en día la iglesia! ¡Cómo me duele ver el egoísmo de quienes a sí mismos se llaman cristianos! ¡Cómo duele ver como negamos el poder de Dios y Su amor por estar tan concentrados en nosotros mismos, en nuestra comodidad, en ‘mis milagros’, ‘mi llamado’, ‘mis derechos’, etc.!

Me aterra ver iglesias que, aun usando la excusa de que hacen todo para Dios, para establecer Su Reino, se concentran en ‘vender’ un evangelio de comodidades, de confort y milagros. Mi sangre hierve cuando veo evangelistas en TV pidiéndole dinero a la gente, para que se haga su milagrito, o cuando en iglesias se piden diezmos, ofrendas y primicias para comprar nuevos equipos, hacer más bonito el templo, etc., y mientras tanto dentro de la misma congregación hay personas pasando necesidades. ¡A dónde hemos llegado! ¡Con razón ya nadie quiere ser cristiano!

Creemos erradamente que de esas cosas se trata el cristianismo; que se trata de andar con una Biblia bajo el brazo, diciendo que amamos a Dios, pero sin demostrarlo, haciendo cosas para Dios, pero no con Él. Predicamos un evangelio que ni creemos, ni vivimos. ¡Obviamente ninguna persona con algo de decencia querrá involucrarse con nosotros!

En todo lo que Jesús enseñó, solo una vez hablo de la señal que caracterizaría a un verdadero cristiano: el amor que demostrara por los demás hermanos y por los de afuera. El amor no se aísla y crea su propio club; el amor sale de la zona de seguridad personal y se acerca a quienes más lo necesitan. Jesús anduvo la mayoría de su tiempo con los rechazados de la sociedad y no con los religiosos; estuvo con los pecadores, con el mundo. Separarnos del mundo no significa alejarnos de la gente que no es cristiana, que no comparte nuestros valores. Separarnos del mundo significa separar el mundo de nuestro ser, no de nuestras relaciones.

Mire lo que dice la Palabra sobre lo que hacía y vivía la iglesia primitiva:

Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común.

Vendían sus posesiones y bienes, y los repartían a todos, a cada uno según tenía necesidad. Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos.

Hechos 2:44 al 47

No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que eran propietarios de terrenos o casas los vendían, traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles. Y era repartido a cada uno según tenía necesidad.

Entonces José, quien por los apóstoles era llamado Bernabé (que significa hijo de consolación) y quien era levita, natural de Chipre, como tenía un campo, lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.

Hechos 4:34 al 37

La iglesia primitiva no solo se dedicó a hablar de Cristo, ¡lo demostró! Ellos entendieron muy bien la señal que Jesús había mencionado como la señal del cristiano verdadero y empezaron a vivir de acuerdo a ello. Y fíjese lo que sucedió: se ganaron el favor del pueblo y a través de su testimonio muchos se agregaron al Cuerpo de Cristo. La iglesia primitiva siempre estuvo pendiente de las necesidades de sus miembros y ese amor entre ellos impactó tanto a la sociedad, que muchos se convirtieron a Cristo por el solo testimonio de los primeros cristianos.
Me impacta que la Palabra es clara en decir que todo lo que se recogía, financieramente hablando, era repartido entre quienes tenían necesidad en la iglesia y de acuerdo a lo que necesitaran. ¿Cómo suena eso de diferente a la iglesia de hoy, en donde solo se piden finanzas para sostener templos, estructuras y actividades mientras las personas en la iglesia siguen pasando necesidades y las respuestas de líderes y pastores se limita a decirles que van a orar por su necesidad y que den, que Dios les devolverá. Son ladrones sin corazón, egoístas que solo piensan en sí y sus reinos personales. No han entendido el verdadero amor de Dios. Como dijo Jesús: ponen cargas que ni ellos mismos están dispuestos a llevar.

El Nuevo Testamento es claro en que el destino de las finanzas en el Reino de Dios son primeramente las personas, no programas ni instituciones. ¡Cómo cambiaría la iglesia y la percepción de los de afuera de la misma, si tan solo viviéramos este principio de amor en ellas! ¡Cuantas personas no se convertirían al ver que realmente la iglesia es un lugar de amor, que realmente vivimos lo que predicamos!

Te reto mi querido hermano, mi querida hermana a dejar tu zona de comodidad, tu egoísmo y tus sueños y derechos personales, para tomar los de Cristo y acercarte a quienes más necesitan del amor de Cristo a través tuyo.