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sábado, 18 de enero de 2014

¿Iglesia – institucional (templo) u orgánica (cuerpo), qué es lo bíblico?…



Hechos 17:24 (BdLA)

¿En que piensas cuando te preguntan por ‘iglesia’?

La mayoría de las personas se imagina una edificación, un templo o un grupo de personas que se reúnen en un lugar para seguir un orden litúrgico de la reunión y a escuchar a alguien ‘especial’ dando una charla o dirigiendo un ‘show’.

¿Será que eso era a lo que Jesús se refirió cuando le dijo a Pedro: ‘Sobre esa roca (la afirmación que Pedro acababa de hacer de que Jesús era el Hijo de Dios) edificaré mi iglesia (gr. eclesia)…’?

No creo, pues la palabra que Jesús usa aquí para describir iglesia, la palabra ‘eclesia’, no tiene nada que ver con edificaciones. La palabra griega ‘eclesia’ era una palabra del contexto político y no del religioso. Significa literalmente: el llamado a una reunión de los ciudadanos de una ciudad específica para discutir y definir en consenso los asuntos concernientes a esa misma comunidad.

Estoy convencido que la razón de por qué la iglesia de hoy no se parece en nada a la iglesia primitiva está principalmente en que no nos hemos hecho las preguntas correctas en cuanto a ella. Piense entonces en las siguientes preguntas:

¿Por qué no usa Jesús una palabra más acorde con ‘sinagoga’ o ‘templo’ para describir o establecer la ‘iglesia’? ¿Por qué Jesús mismo pasaba más tiempo visitando las casas de pecadores y de los discípulos, o predicando públicamente, que en una sinagoga o en el templo de Jerusalén? ¿Por qué durante los primeros 300 años de la iglesia gentil, esta jamás se reunió en templos? ¿Qué había en esas iglesias primitivas que ya no tenemos en la iglesia actual? ¿Por qué no lo tenemos? ¿Qué corrompió a la iglesia?

Para responder a estas preguntas tenemos que hacer no solo un estudio concienzudo de la historia de la iglesia, sino del significado de ‘iglesia’ tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Empecemos analizando nuestro concepto actual de ‘iglesia’ ante el concepto del AT. Primero que todo, el concepto de ‘iglesia’ como fue instituido por Jesús no existía en el AT. Los creyentes en ese entonces eran los judíos como tales y se consideraban un pueblo creyente. No existían ‘iglesias locales’ ni la gente ‘asistía’ a la iglesia. Ellos eran formados desde pequeños en sus casas, principalmente por sus padres y familia extendida. La Palabra misma insta todo el AT a que cada persona tenga una relación personal e independiente con Dios. Y esta relación era formada en las casas. Cuando los menores alcanzaban la edad escolar, asistían a una sinagoga, en dónde eran formados como en un colegio y al mismo tiempo recibían instrucción teológica, ya que en las culturas orientales jamás se separaba lo secular de lo divino. Las sinagogas funcionaban todos los días y regularmente se reunían las familias para aprender de la Palabra, en reuniones de consenso, en las cuales participaban todos los hombres (aunque la mujer podía asistir también, a ella se le pedía permanecer callada y preguntarle sus dudas a su esposo ya en la casa) y no había un ‘pastor o director de alabanza’ o algo por el estilo. No había algo así como un ‘culto dominical’. Únicamente quienes eran parte de los ‘levitas’, la tribu escogida por Dios para servirle ‘tiempo completo’, eran quienes pasaban tiempo en el templo o en escuelas especiales de formación, como las escuelas de profetas. Sin embargo, las ‘escuelas de profetas y levitas’ no eran instituciones; eran comunidades en las cuales se formaba a los aprendices por medio de un mentoreo directo. Muy similar a lo que Jesús aplicó para formar a sus discípulos. En todo esto vemos, que no hay similitud con la iglesia institucional.

Sin embargo, si su argumento es el templo, temo decirle que este tampoco aplica, pues al templo solo iban las personas a presentar sus sacrificios y ofrendas 1 vez al año, y únicamente los levitas eran quienes permanecían allí tiempo completo. Así mismo, en el templo no se realizaba algo así como un ‘culto o servicio eclesial’. También es claro que en la mención de Hechos en la que los primeros cristianos se reúnen en las casas y en el templo, el autor se refiere a los judíos mesiánicos únicamente, ya que ningún creyente gentil hubiera podido entrar al templo, o estar cerca de el, pues hubiera sido apedreado inmediatamente. Recuerde la situación que se presento después con Pablo, por haber sido visto supuestamente con gentiles en los atrios del templo. ¿Qué hacían entonces los creyentes judíos allí? Ellos no se reunían para un ‘servicio’; ellos iban al templo para discutir con otros judíos sobre la fe y alcanzarlos para Cristo. ¡Iban a evangelizar!

Cuando los primeros gentiles se convierten y empiezan a congregarse en las casas, los discípulos jamás les ordenaron o pidieron reunirse en templos o sinagogas. Ellos habían entendido muy bien el mensaje de Jesús al usar la palabra ‘eclesia’ para describir la iglesia, y además fueron sensibles a la situación cultural, pues los gentiles venían de una tradición de templos paganos, en los cuales estaban acostumbrados a la prostitución, el sacrificio infantil y otras barbaridades, las cuales no debían repetirse en la iglesia.

La iglesia primitiva tampoco tenía una separación entre laicos y sacerdotes, existente en el esquema institucional actual. Se entendía el ‘ministerio de todos los santos’. ¿Por qué entonces nuestras iglesias actuales separan a los laicos del trabajo de la iglesia y tienen jerarquías que hacen muy difícil que una persona, que no tenga un ‘llamado confirmado por los líderes’, pueda servir? ¿Quién es el que realmente debe llamarnos? ¿Quién es bíblicamente hablando y según el Nuevo Testamento nuestra cobertura y cabeza? ¿De acuerdo a Jesús, quién nos enseña todo lo que debemos saber espiritualmente?

La iglesia primitiva no tenía denominaciones ni divisiones. Era una iglesia completamente relacional, en las cual todos participaban. Recordemos la recomendación de Pablo a la iglesia de los Corintios: ‘Cuando se reúnan, cada uno tenga un canto, una profecía, una enseñanza, etc… Pero todo sea hecho para edificación’. ¿Se parece eso a nuestras actuales iglesias? ¿Podrías tu pararte en pleno servicio en tu iglesia e interrumpir al que esté hablando o dirigiendo para pedir la palabra y decir algo que el Espíritu Santo te ha revelado?

Hoy en día es más fácil ser parte de una iglesia institucional que de una iglesia en casa. En la iglesia institucional no tienes que asumir un compromiso con tu crecimiento y relación con Dios, solo tienes que cumplir las normas y nadie te molestará. En una iglesia en casa tú te comprometes seriamente con tu crecimiento personal y tu relación con Dios. Tú eres parte activa de la misma y te preparas cada día para dar de lo que Dios te va dando. Te comprometes a que otros conozcan de Cristo y a que tu vida le refleje en todo lo que haces. Estás realmente cumpliendo la Gran Comisión, sin esperar a que alguna persona te autorice primeramente a ello.

Por ahora les dejo esta reflexión y les animo a estudiar profundamente la Palabra de Dios (la Biblia) desde sus originales. Para ello existe un excelente Software que les recomiendo: ESword. En próximos artículos estaré profundizando más en cada punto relacionado con ello.

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