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domingo, 4 de septiembre de 2016

Mateo 3:1-17 – Jesús y el bautismo

Mateo continúa su recuento sobre Jesús, saltándose toda su infancia y adolescencia, y yendo directamente al comienzo del ministerio de Jesús con su bautismo.

En aquellos días se presentó (públicamente) Juan el Bautista (el que bautiza) predicando (siendo heraldo, anunciando) en el desierto (la soledad) de Judea. Decía: «Arrepiéntanse (gr. metanoeo: reconsiderar, pensar diferente o re-pensar), porque el reino de los cielos está cerca.»

En los días en que Jesús estuvo presente… Juan, el primo de Jesús por parte de su mamá (véase Lucas), se presentó públicamente cumpliendo su ministerio: anunciar arrepentimiento para todos, ya que el reino de Dios estaba cerca.

¿Qué hace un heraldo? Los heraldos eran los mensajeros de los reyes. Salían a avisarle al pueblo las resoluciones y anuncios reales. Juan va adelante como heraldo anunciando la llegada del reino de los cielos, y llamando a todos a prepararse para la llegada del rey al cambiar de forma de pensar, al reconsiderar sus caminos de vida.

Juan (Él) era aquel de quien había escrito (hablado) el profeta Isaías (Isa. 40:3):

«Voz de uno que grita en el desierto (soledad, desolación):
“Preparen el camino para el (del) Señor,
    háganle (sus) sendas derechas.” »

Según Mateo, ¿quién era Juan el Bautista? ¿Qué profecía se cumplía? La profecía fue pronunciada unos 400 años antes de Jesús.

¿Qué grita la voz en el desierto?

¿Qué significa: ‘preparar camino para el Señor’ y ‘hacer sus sendas rectas’? ¿De quién se proclamaría/anunciaría algo así?

La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero (en su cintura) y se alimentaba de langostas (el insecto - saltamontes, no la langosta de mar) y miel silvestre (salvaje).

¿Por qué razón se vestiría Juan como se vestía y se alimentaría como lo hacía, siendo el heraldo de un rey?

Acudía a él la gente de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región (la vecindad) del Jordán. (Y eran bautizados (sumergidos, inmersos) en la quebrada (la corriente/el rio) del Jordán, reconociéndole (estando completamente de acuerdo) a él sus pecados (erradas al blanco). Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.

¿Quiénes acudían a Juan? ¿Por qué?

¿Cómo eran bautizados? Sumergidos en una corriente de agua. El sumergir en agua corriente tiene su significado:

1.      Al sumergirse completamente, el que se bautiza está simulando e identificándose con la muerte y resurrección de Cristo, la muerte del viejo hombre y su resurrección a una nueva creación.

2.      El agua corriente significa agua que limpia y se lleva consigo el pecado.

Por estos dos puntos el bautismo de niños no tiene sentido, ya que solo cuando se es capaz de entender su significado puede haber un bautismo real. El bautismo era la señal del cambio de forma de vivir y pensar, limpiándose y muriendo a la vida anterior, para poder ser parte del reino de los cielos y permitir la llegada del rey.

¿A quién le confesaban (reconocían) sus pecados? ¿Juan perdonaba los pecados cuando se los confesaban?

En el original no figura el condicional ‘cuando’. Juan bautizaba mientras las personas reconocían sus pecados, no como condición para ser bautizados. Cuando nos bautizamos debemos estar dispuestos a reconocer nuestro pecado y lavarlo en las aguas del bautismo; debemos estar dispuestos a reconocer la necesidad de cambiar nuestra forma de pensar y morir a la vida que llevamos, para resucitar a una nueva vida bajo el dominio del rey.

Pero al ver que muchos fariseos (secta judía separatista) y saduceos (secta herética israelita) llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió (dijo): «¡Camada (generación, descendientes) de víboras! ¿Quién les dijo (les ha mostrado, advertido) que podrán escapar del castigo (ira) que se acerca (que está por venir)?  Produzcan (Hagan por eso) frutos que demuestren (sean deseables para) arrepentimiento (estar compungido, reversar). No piensen que podrán alegar (decirse a sí mismos): “Tenemos a Abraham por padre.” Porque les digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle (levantar, despertar) hijos a Abraham.  (Incluso ahora) El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y (por lo tanto) todo árbol que no produzca buen (bonito, valioso) fruto será cortado (prescindir de) y arrojado (echado) al fuego.

Los fariseos y los saduceos eran dos grupos fuertemente religiosos que se atacaban mutuamente. Los fariseos eran fundamentalistas más cercanos a las enseñanzas bíblicas, mientras que los saduceos eran más liberales y no creían en todo lo que decía el pentateuco.

¿Por qué venían los fariseos y saduceos a bautizarse? ¿Qué esperaban lograr según Juan?

¿Qué castigo les esperaba? ¿Por qué pensaban que iban a ser castigados?

¿Por qué los llama Juan ‘camada de víboras’? ¿Qué nos muestra esto con respecto a la religiosidad? ¿Quién más trataba así de fuerte a los religiosos? ¿Por qué? ¿Qué es lo malo de la religiosidad?

Según Juan, ¿cuál es el remedio para la religiosidad? ¿Cuáles pueden ser ejemplos del ‘fruto deseable para arrepentimiento’?

¿Cuál era la excusa de los religiosos? ¿Cuál(es) son las excusa(s) de los religiosos hoy en día?

¿Por qué esa argumentación no tenía valor?

¿Qué pasa con el ‘árbol’ que no produce un fruto bueno? ¿Qué implica esto para cada uno de nosotros en nuestra vida diaria?                  

»Yo (de hecho) los bautizo (sumergir, inmersión) a ustedes con (en) agua para que se (hacia el arrepentimiento) arrepientan. Pero el que viene después (detrás) de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco (no soy competente de) llevarle (quitarle) las sandalias. Él los bautizará (sumergir, inmersión) con (en) el Espíritu Santo y (con) fuego. Tiene el rastrillo (tipo de tenedor grande usado para aventar el trigo y separar el grano de la cascarilla) en la mano y limpiará (perfectamente) su era (grano), recogiendo el trigo en su granero; la paja (cascarilla), en cambio, la quemará (consumir completamente) con fuego que nunca se apagará (perpetuo).»

¿En qué bautiza Juan? ¿Con qué objetivo es ese bautismo? ¿Por qué es importante que nos bauticemos? ¿Qué debemos haber entendido para poder ser bautizados? ¿Qué diferencia hay con el bautismo católico?

¿Quién es el que viene después de Juan? ¿Cómo es él? ¿Por qué es más poderoso?

¿Por qué Juan se considera incompetente para ‘estar en los zapatos’ de Jesús?

¿En qué bautiza él? ¿Qué significa el bautismo en ES y fuego?

¿Qué más viene a hacer Jesús según Juan? ¿Por qué compara con el trigo?

Un día (Cuando) Jesús fue (se acercó) de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara. Pero Juan trató de disuadirlo (se lo impidió/prohibió, diciendo:).

—Yo soy el que necesita (Yo debo) ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? —objetó.

—Dejémoslo así por ahora, pues nos conviene (es apropiado) cumplir con lo que es justo (equitativo) —le contestó Jesús.

Entonces Juan consintió (lo dejó así).

¿Qué pasa cuando Jesús viene a ser bautizado por Juan?

¿Por qué Juan le prohíbe bautizarse? ¿Qué le responde Jesús? ¿Por qué Jesús habla de que su bautismo es cumplir con la justificación?

Jesús nos da un ejemplo claro de la necesidad del bautismo como simbolismo de la justificación por medio de la muerte y resurrección en él.

Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo (sobre él), y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse (venir) sobre él. Y (he aquí) una voz del cielo decía: «Éste es mi Hijo (el) amado; estoy muy complacido (pensar bien de, aprobar) con él (en quién estoy complacido).»


¿Qué hace Jesús tan pronto es bautizado? ¿Qué pasa después de salir del agua?


Esto va contra las imágenes y cuadros en los que aparece Jesús todavía en el agua cuando viene el ES.


¿Quién ve al ES? ¿De qué forma? ¿Qué hace el ES?


¿Qué sucede después? ¿Quién habla? ¿Qué dice? ¿Por qué y para qué aprueba Dios a Jesús?

martes, 11 de marzo de 2014

Juan 1:19-34 – Juan el Bautista niega ser el Mesías


Juan conecta su análisis del Mesías encarnado con el relato del testimonio de Juan el Bautista sobre el momento del bautismo de Jesús. Recordemos que Juan el apóstol era en este momento discípulo de Juan el Bautista, por lo cual fue testigo principal de los sucesos narrados a continuación.

Éste es el testimonio (la evidencia) de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era (Lit. …preguntarle: ¿Quién eres tú?). No se negó a declararlo, sino que confesó con franqueza:

En la época en la que Juan el Bautista y Jesús vivieron, los judíos se encontraban bajo la ocupación romana. Aunque el rey era romano, los judíos contaban con ciertas libertades, siempre y cuando se sometieran a las leyes y al estado romano. Por ello, los líderes políticos y religiosos de la época estaban muy pendientes de quién enseñaba qué en Israel. El pueblo de Israel estaba cansado de la ocupación romana y muchos esperaban con ansias al Mesías. Sin embargo, al Mesías que esperaban era uno que pudiera librarlos del yugo de los romanos. Como Juan el Bautista estaba causando tanto interés, que muchos iban a bautizarse donde él, los líderes religiosos se vieron en la necesidad de averiguar bien qué pasaba y quién era este personaje que tanto furor causaba.

—Yo no soy el Cristo (el Ungido; el Mesías).

—¿Quién eres entonces? —le preguntaron—. ¿Acaso eres Elías?

Claramente Juan les declara que no es el Mesías que todos esperan. Los judíos también tenían la creencia de que Elías volvería, pues no había muerto, sino que había sino tomado en un carro de fuego que lo llevo al cielo, pero Juan aquí también les deja claro que no es él.

—No lo soy.

—¿Eres el profeta?

Dentro de las creencias judías también estaba la esperanza de la llegada de algún profeta especial, como los de los tiempos del Antiguo Testamento, y los cuales prácticamente habían desaparecido 400 años antes de la llegada de Cristo.

—No lo soy.

—¿Entonces quién eres? ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo? (Lit. ¿Entonces quién eres tú?, para podamos darle una respuesta a quienes nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?)

Como la respuesta de Juan es contundente y negativa a todas las teorías que los judíos tenían, a estos no les queda más opción que pedirle a Juan que se explique a si mismo sobre quién es. El objetivo también era poder comprobar con qué autoridad espiritual (o religiosa) Juan hacia lo que hacía.

Debido a que Juan el Bautista era un solitario que vivía en el desierto y se alimentaba de miel y langostas, muchos debieron haber pensado que se trataba de un loco o un sabio espiritual estilo eremita. Por lo tanto, alguien a quien los religiosos judíos no tenían que temerle.

—Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Enderecen el camino del Señor” (Isa. 40:3) —respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías. (Lit. Él dijo: Yo soy… del Señor”, como dijo el profeta Isaías).

La respuesta de Juan es clara: Él vino a preparar el camino para el Señor, el Mesías esperado. Él solo era su mensajero. El voceador antes de la llegada del rey.

Esta inesperada respuesta debió haber puesto nerviosos a los religiosos: Si alguien se atrevía a hablar de la llegada de un rey o un salvador en medio de la ocupación romana, estarían en serios problemas. Por ello continúan interrogándole.

Algunos que habían sido enviados por los fariseos (Lit. Y los que habían sido enviados eran de los fariseos, y…) lo interrogaron: (Lit. lo interrogaron, diciendo:)

—Pues si no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas (sumergir completamente en agua)? (Lit. ¿Por qué bautizas entonces, si no eres…?)

Inmediatamente los judíos enviados por los fariseos, la facción más religiosa de las sectas judías, y la cual contaba con una buena relación con el gobierno romano y de privilegios especiales, reacciona interrogando a Juan, buscando por donde minar su autoridad.

Con respecto al rito de bautizar, este fue instituido por los fariseos para sus seguidores, después de ser circuncidados (lo que los hacía “legalmente” parte del pueblo de Dios, de acuerdo a la tradición del AT). A través de ello, podían participar de todas las actividades religiosas del templo. Esto hacía que el templo tuviera la condición de ser el único sitio de expiación de pecados. Juan el Bautista, al ser de descendencia levítica podía bautizar de acuerdo a las tradiciones judías. Es por ello que los fariseos tampoco se atreven a prohibírselo. Pero como Juan le cambia el sentido, enfocando el bautismo hacia la conversión y la purificación de pecados (Mar. 1:4), los fariseos ven amenazada su autoridad y poder. La forma del bautismo por sumersión ya venía de varias culturas anteriores y se usaba como un rito de purificación religiosa. Juan instituye el bautismo con un simbolismo doble, como veremos después:

1.      Como una declaración simbólica de preparación para la llegada del Mesías, al limpiarse del pecado y arrepentirse del mismo. El bautizado declara con ello que se limpia de su pecado para poder estar frente a su Mesías, a Dios mismo, el cual no comparte su lugar con el pecado.

2.      Como un anuncio profético de la muerte y resurrección de Cristo. (Analizaremos este punto más abajo).

(Lit. Juan les respondió, diciendo:…) —Yo bautizo con] agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, (Lit. …conocen; él es, quien viniendo después de mí, está (es) por encima de mí, al cual…) y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.

Juan le responde a los religiosos quitando todo el enfoque de sí mismo y dirigiéndolo a alguien superior en autoridad: el que viene después de él – Jesús, el Mesías.

(Lit. Estas cosas fueron hechas en…) Todo esto sucedió en Betania (Lit. Betabara: Casa de los Vados), al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Al día siguiente Juan vio a Jesús (Jesús viene de Jeshua, que significa: Jehová es Salvación) que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen (La forma gramatical denota sorpresa) al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

Juan estaba bautizando como lo venía haciendo, cuando Jesús aparece para ser bautizado también. Juan reacciona sorprendido y declara proféticamente que Jesús es el sacrificio definitivo por los pecados del mundo, declarando así también que Cristo moriría por nosotros. Para los sacrificios en el templo era común sacrificar un cordero como expiación por los pecados. Jesús toma ese rol después el sacrificarse como el “Cordero de Dios” por nosotros.

Es interesante que Juan reaccione con sorpresa, pues él y Jesús eran en realidad primos hermanos. Elizabeth, la mamá de Juan era pariente de María (Lucas 1 en adelante). Jesús y Juan se conocían desde niños. Es posible que su reacción se deba a que en ese instante recibe por primera vez la revelación profética sobre quién es en realidad su primo.

De éste hablaba yo cuando dije: “Después de mí viene un hombre que es superior a mí, porque existía (Lit. estaba) antes que yo.” Yo ni siquiera lo conocía (Lit. Yo no le conocía), pero, para que él se revelara al pueblo de Israel, vine bautizando con agua.»

Juan le recuerda a su público lo que había dado como respuesta a los fariseos apenas el día anterior: que después de él venia alguien superior a él. Al Juan decir que no le conocía, no está negando su parentesco, sino que está declarando que a pesar de conocerle como pariente, no conocía quién era en realidad Jesús; su naturaleza divina. Juan conocía a Jesús como su primo, mas no como el Cordero de Dios. Esto fue una revelación para él tanto como lo fue para los demás allí presentes.

(Lit. Y Juan dio testimonio diciendo:…) Juan declaró: «Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él.

Los detalles del bautismo de Jesús se encuentran en el libro de Lucas. Lo que Juan declara acá, sucede durante el bautismo de Jesús. El Espíritu Santo desciende en forma de paloma sobre Jesús y una voz del cielo declara: “Este es mi Hijo amando, de quien estoy complacido”.

Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.”  Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios.»

Juan vuelve y declara que no tenía conocimiento de quien era Jesús antes, pero que Dios, quien le envió a bautizar, le había dicho que aquel sobre el cual el viera que el Espíritu Santo descendía, ese era el Hijo de Dios. Aquí introduce también Juan por primera vez un concepto muy conocido en la iglesia primitiva: el bautismo del Espíritu Santo.  Juan declara que Jesús es quien bautizaría con el Espíritu Santo y con ello recuerda al pueblo una de las profecías de Isaías (Isa. 4:4) y también de Joel 2:28-31, la cual es citada por Pedro después, al inicio de la iglesia en pentecostés (Hechos 1 y 2).

Juan el Bautista finaliza declarando que después de haberlo visto, él puede declarar con seguridad que Jesús es el Hijo de Dios.