lunes, 28 de marzo de 2016

Juan 8:21-30 – Jesús, habla de su resurrección.


Jesús continúa sus enseñanzas en el templo durante el último día de la fiesta.

De nuevo (Jesús) les dijo:

—Yo me voy (me retiro), y ustedes me buscarán, pero en su pecado (error; viene de: errar el blanco y por lo tanto no obtener el premio) morirán. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.

Comentaban, por tanto, los judíos: «¿Acaso piensa suicidarse (destruirse)? ¿Será por eso que dice (Porque dijo): “Adonde yo voy, ustedes no pueden ir”?»

¿Qué significa que Jesús se va y que ellos le buscarán?

¿Por qué morirían en su pecado? La palabra ‘pecado’ viene de una raíz que significa ‘errar el blanco y por tanto perder el premio’.

¿Por qué no pueden ir a donde Jesús va?

¿Cómo interpretan los judíos lo que Jesús dice? ¿Por qué?

(Y les dijo a ellos:..) —Ustedes son de (aquí) abajo —continuó Jesús—; yo soy de (allá) arriba. Ustedes son de este mundo (cosmos); yo no soy de este mundo (cosmos). Por eso les he dicho que morirán en sus pecados (errores), pues si no creen (confían) que yo soy (el que afirmo ser), en sus pecados (errores) morirán.

¿A qué se refiere Jesús cuando dice que ellos son de ‘abajo’ y él de ‘arriba’?

¿Cuáles son los pecados o errores en los que morirían?

¿Qué tienen que hacer para no morir en sus errores?

¿Qué significa cuando Jesús les dice que deben creer que ‘yo soy’? La fórmula ‘yo soy’ (ego eimi) era bien conocida entre los judíos, ya que hacía referencia al nombre de Dios cuando se reveló a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3:1-14, especialmente el 3:14).

—¿Quién eres tú? —le preguntaron.

(Les dijo Jesús: Lo mismo que desde el comienzo les he dicho.) —En primer lugar, ¿qué tengo que explicarles? —contestó Jesús—. Son muchas las cosas que (Mucho) tengo que decir y juzgar (distinguir, decidir, condenar) de ustedes. Pero el que me envió es veraz (verdad, verdadero), y lo que le he oído decir (cerca de él, de él) es lo mismo (esas cosas son las) que le repito (digo) al mundo (cosmos).

¿Por qué los judíos le preguntan a Jesús quién es?

¿Qué responde Jesús? ¿Qué es lo que les ha dicho desde el principio? ¿Por qué ellos no quieren aceptar lo que Jesús ha venido diciéndoles desde un principio?

¿Qué es lo que Jesús tiene que decir y juzgar sobre ellos?

¿Cómo es el que envió a Jesús? ¿Qué repite Jesús de él? ¿Qué nos muestra esto de la relación entre ellos?

Ellos no entendieron (sabían) que les hablaba de su (del) Padre. Por eso Jesús añadió:

—Cuando (Tan pronto) hayan levantado (elevado) al Hijo del hombre, (entonces) sabrán ustedes que yo soy, y que no hago nada (por mi propia cuenta), sino (lo) que hablo conforme a lo (las cosas) que el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre (todo el tiempo) hago lo que le agrada.

Mientras aún hablaba (decía estas cosas), muchos creyeron en él.

¿Por qué no entendían ellos que Jesús les hablaba del Padre?

¿A que se refiere Jesús cuando dice que sabrán que ‘yo soy’ cuando él haya sido levantado? La palabra aquí para levantar también significa exaltar.

¿Por qué Jesús no hace nada por su cuenta? ¿De quién aprendió?

¿Por qué el que envió a Jesús no le ha dejado solo? ¿Qué significa esto para nosotros?

Juan 8:12-20 – Jesús valida su testimonio.


Jesús sigue enseñando en el templo durante el último día de la fiesta y después de la discusión con los fariseos de Juan 7:37 al 52.

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo:

—Yo soy la luz (luminosidad; lo que hace manifiesto por rayos de luz) del mundo (gr. kosmos: arreglo ordenado). El que me sigue (va en el mismo camino conmigo; acompaña) no andará en tinieblas (oscuridad), sino que tendrá la luz de la vida.

¿Qué quiere decir y ensenarnos Jesús al decir que él es la luz del mundo? ¿Qué significa ‘ser la luz del mundo’? ¿Por qué el mundo necesita de luz?

¿Qué hace la persona que sigue a Jesús? ¿Qué son las tinieblas? ¿De qué tipo de luz está hablando Jesús?

—Tú te presentas como tu propio testigo —alegaron los fariseos—, así que tu testimonio no es válido (verdadero).

—Aunque yo sea mi propio testigo —repuso (concluyó para sí mismo) Jesús—, mi testimonio es válido (verdadero), porque sé de (la fuente) dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan (deciden, distinguen; condenan) según criterios humanos (la carne – las pasiones y la naturaleza humana); yo, en cambio, no juzgo (condeno) a nadie. Y si lo hago (juzgo, decido, condeno), mis juicios (decisión, justicia) son válidos (verdadera) porque no los emito por mi cuenta (solo) sino en unión con (yo y) el Padre que me envió (despachó). En la ley de ustedes (que les pertenece) está escrito que el testimonio (la evidencia dada) de dos personas es válido (verdadera). Uno de mis testigos soy yo mismo, y el Padre que me envió (despachó) también da testimonio de mí.

¿Por qué los fariseos vuelven a sacar el asunto de tener un testigo verdadero?

¿Cómo reacciona Jesús al respecto? ¿Qué significa que Jesús sepa claramente su fuente, de dónde viene?

¿Por qué los fariseos no saben de dónde viene ni a dónde va Jesús?

¿Bajo qué criterios juzgan/deciden los fariseos? ¿Qué causa su manera de juzgar?

¿Cuáles son los criterios de Jesús para juzgar/decidir? ¿Por qué tienen mayor validez que los de los fariseos?

¿Qué está implicando Jesús al decir: ‘en la ley de ustedes’? ¿Cómo usa Jesús la ‘ley de ellos’ para sustentar su argumento?

(Le dijeron:…) —¿Dónde está tu padre?

(Respondió Jesús: Ni me conocen, ni conocen a mi Padre) —Si supieran (me vieran/conocieran) quién soy yo, sabrían (verían/conocerían) también quién es mi Padre.

¿Cuál es el contra argumento con el que los fariseos siguen la discusión? ¿Cuál la respuesta de Jesús?

¿Por qué los fariseos no conocen a Jesús? ¿Qué les impide hacerlo?

Estas palabras las dijo (Jesús) en el lugar donde se depositaban las ofrendas (la tesorería), mientras enseñaba en el templo (en todos sus precintos). Pero nadie le echó mano (arrestó) porque aún no había llegado su tiempo (hora).

¿Por qué pudo ser importante para Juan mencionar que esto lo había enseñado Jesús mientras estaba en la tesorería? ¿Qué posible relación podía haber entre lo sucedido y la tesorería del templo?

¿Por qué nadie podía hacerle daño a Jesús?

Juan 7:53-8:11 – El pasaje inventado.


Los manuscritos más antiguos y otros testimonios de la antigüedad no incluyen Juan 7:53–8:11. Los estudios muestran claramente que tampoco fue escrito por Juan; el verdadero autor es desconocido. En algunos códices y versiones posteriores que contienen el relato de la adúltera, esta sección aparece en diferentes lugares; por ejemplo, después de 7:44, o al final de este evangelio, o después de Lucas 21:38. Este relato no es mencionado por ninguno de los padres de la iglesia primitiva y apenas aparece hacia el siglo 12 (época del comienzo del oscurantismo de la iglesia católico romana).

¿Qué implicaciones tiene que este pasaje sea enseñado como real? ¿Qué falsa enseñanza sobre el adulterio o sobre Jesús se trataba de justificar por este medio?

Hoy en día este pasaje es usado especialmente por los defensores del homosexualismo para justificar su actuar.

Juan 7:37-52 – Jesús habla de la necesidad del Espíritu Santo.


Jesús sigue enseñando en el templo cada día hasta el final de las festividades del Succot.

En el último día, el más solemne (el mayor) de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó (en voz alta):

—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De (Del interior/del estómago de) aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán (fluirán) ríos (una corriente) de agua viva (de vida).

Con esto se refería al (Pero esto decía del) Espíritu (Gr. pneuma – brisa de aire; Hbr. ruach) que habrían de recibir (tomaría) más tarde los que creyeran  (confiaran) en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.

¿Qué quiere decir Jesús con lo que dice? ¿A qué sed se refiere Jesús? ¿Qué significa que de nuestro interior fluirían ríos de agua viva? ¿Qué representan esos ríos?

Jesús cita la Escritura. Aunque no se encuentra una referencia literal, posiblemente Jesús se refería a los pasajes relacionados con el agua del interior de la roca cuando Israel estuvo en el desierto (Jesús = la roca) y también a varios pasajes en Isaías en los cuales se habla del Espíritu Santo produciendo manantiales en el desierto; Después en Apocalipsis 22:1 se menciona que ríos de agua viva saldrían del trono de Dios.

¿A qué se refiere Juan al aclarar que Jesús estaba hablando del Espíritu Santo? ¿Por qué el ES no había sido dado?

En el AT el ES era dado a quienes eran ungidos de manera específica y la señal principal de que alguien estaba lleno del ES era porque comenzaba a profetizar. Véase el ejemplo de Saúl cuando es ungido rey. En el NT vemos que Jesús es lleno del ES después de ser bautizado, pero que sus discípulos no tiene esa experiencia sino hasta mucho después. Jesús muere y resucita, y les promete el ES, pidiéndoles que se queden en Jerusalén y esperen por el mismo. El asciende al cielo y 40 días después desciende el ES sobre los discípulos. De ahí en adelante el ES viene sobre todos los que creen, bien sea después de ser bautizados en agua o a veces incluso antes (véase Hechos).

¿Por qué el ES es tan importante en la vida de un creyente? ¿Cómo se recibe el ES? ¿Cuáles son las condiciones? – Véase en Hechos la historia de Pablo y el mago que quiso comprar el ES.

Al oír sus palabras (Gr. logos – revelación divina), algunos de entre la multitud decían: «Verdaderamente éste es el profeta.» Otros afirmaban: «¡Es el Cristo (Mesías)!» Pero otros objetaban: «¿Cómo puede el Cristo (Mesías) venir de Galilea? ¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo (Mesías) vendrá de la descendencia (del esperma) de David, y de Belén, el pueblo de donde era David?»

¿Qué causan las palabras de Jesús en la multitud? ¿Por qué?

¿Por qué hay quienes afirman que Jesús es el profeta y otros que afirman que es el Mesías?

¿Cuál era el argumento de los que objetaban? ¿Por qué era un argumento errado?

Por causa de Jesús la gente estaba dividida (se generó división entre la multitud). Algunos querían (preferían) arrestarlo (que lo arrestaran), pero nadie le puso las manos encima.

Los guardias del templo volvieron a los jefes de los sacerdotes y a los fariseos, quienes los interrogaron:

—¿Se puede saber por qué no lo han traído?

—¡Nunca (antes) nadie ha hablado como ese hombre! —declararon los guardias.

¿Por qué nadie se atrevía a arrestarlo? ¿Cuál es la respuesta de los guardias sobre por qué no habían traído a Jesús ante ellos?

¿A qué se referían ellos con que nunca antes alguien había hablado como Jesús? ¿Qué tenían Jesús que otros no tenían? ¿Por qué?

—¿Así que también ustedes se han dejado engañar (desviar)? —replicaron los fariseos—. ¿Acaso ha creído (confiado) en él alguno de los gobernantes o de los fariseos? ¡No! (No se encuentra en el original) Pero esta gente, que no sabe nada de (conoce) la ley, está bajo maldición.

¿Cuál es la respuesta de los fariseos? ¿Qué dice esto de ellos? ¿Es este un argumento objetivo y válido? ¿Por qué?

Nicodemo, que era uno de ellos y que antes había ido a ver a Jesús, les interpeló:

—¿Acaso nuestra ley condena (distingue/decide/juzga) a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?

—¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga (Busca) y verás que de Galilea no ha salido (se ha levantado) ningún profeta.

¿Cuál es la respuesta de Nicodemo? ¿En que basa su respuesta?

¿Cómo le argumentan los fariseos? ¿Por qué esa respuesta está errada?

Juan 7:14-36 – Jesús confronta a los religiosos

Jesús continúa en Jerusalén y después de estar un tiempo enseñando posiblemente en las casas, sube al tempo para enseñar.

Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al templo (el recinto completo del templo en Jerusalén) y comenzar a enseñar. Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos (¿Cómo es que sabe/conoce tantas escrituras) sin haber estudiado?»

¿Por qué espera Jesús hasta la mitad del festival para aparecer públicamente en el templo?

Era común que los maestros religiosos que tenían discípulos fueran al templo a enseñar. Como el templo no era un recinto parecido a nuestras actuales edificaciones eclesiales, no existía un ‘servicio religioso’ como tal, sino que cada maestro buscaba un lugar dentro del templo para reunirse con sus discípulos y con quienes quisieran escuchar para dar sus respectivas enseñanzas. De esa manera podía haber varios grupos al tiempo enseñando.

¿Por qué se sorprendían los judíos de los conocimientos bíblicos de Jesús? ¿Cuál había sido el oficio ‘normal’ de Jesús hasta entonces?

Aunque en la tradición judía los niños asistían a la escuela (en las sinagogas) en donde adquirían conocimientos básicos de la Palabra y su cultura judía, acá los judíos están hablando de un conocimiento más profundo que no se adquiría sino bajo la tutoría de alguno de los fariseos (como Pablo que fue entrenado por Gamaliel – Hechos 22:3). ¿Cómo adquirió entonces Jesús el resto de conocimientos que tenía?

—Mi enseñanza (instrucción) no es mía —replicó Jesús— sino del que me envió. El que esté dispuesto a (escoge) hacer la voluntad (determinación) de Dios reconocerá (sabrá) si mi enseñanza (instrucción) proviene (se origina en) de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por cuenta propia (por sí mismo) busca su vanagloria (propia gloria); en cambio, el que busca glorificar (la gloria del) al que lo envió es una persona íntegra (veraz, verdadera) y sin doblez (no hay injusticia en él). ¿No les ha dado Moisés la ley a ustedes? Sin embargo (Y), ninguno de ustedes la cumple (hace).

¿Cuál es la respuesta de Jesús? ¿Quién le enseñó todo lo que sabía?

¿Cómo se reconoce si una enseñanza viene o no de Dios?

¿Qué buscan las personas que hablan por sí mismos sobre las cosas de Dios? ¿Qué quienes enseñan lo que el Padre enseña?

¿Por qué usa Jesús la referencia a la ley de Moisés? ¿Qué era lo que debían estar cumpliendo, pero que no hacían?

¿Por qué tratan (buscan) entonces de matarme (asesinarme, destruirme)?

—Estás endemoniado (Tienes un demonio) —contestó la multitud (gente)—. ¿Quién quiere (busca, planea) matarte (destruirte)?

¿Por qué pasa Jesús de la pregunta de la ley a preguntar sobre por qué quieren matarlo? ¿A quiénes se dirigía con esa pregunta?

¿Por qué la multitud se sorprende con lo que dijo?

—Hice un milagro (una obra) y todos ustedes han quedado asombrados (maravillan). Por eso Moisés les dio la circuncisión, que en realidad no proviene de Moisés sino de los patriarcas, y aun en sábado (Sabbath) la practican (circuncidan a un hombre). Ahora bien, si para cumplir la ley de Moisés circuncidan a un varón incluso en sábado (en Sabbath, que no debería ser quebrantado/soltado), ¿por qué se enfurecen (irritan) conmigo si en sábado (Sabbath) lo sano (a un hombre) por completo? No juzguen (decidan, condenen) por las apariencias (por lo que se ve exteriormente); (sino) juzguen (decidan) con justicia (equitativamente; con juicio equitativo).

Dios instituye la circuncisión como un símbolo de pacto con Abraham – Génesis 17:1-27, pero el pueblo judío se olvidó del pacto y Dios tiene que volver a recordarlo a Moisés – Éxodo 4:24-25 y después hacer que este lo instituya oficialmente -  Éxodo 12:43-49. La ley judía también enseñaba que el sábado (Sabbath) no se podía hacer ningún tipo de trabajo.

¿Qué era lo que realmente asombraba a la gente en Jesús? ¿Qué demuestra eso de la razón de por qué seguían a Jesús?

¿Qué les reclama Jesús sobre el cumplimiento de la ley? ¿Qué quiere enseñar Jesús con ello?

Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es éste al que quieren (buscan) matar (destruir)? Ahí está, hablando abiertamente (confiadamente), y nadie le dice nada. ¿Será que (Talvez saben) las autoridades (los regentes) se han convencido de que es el Cristo (ungido; Mesías)? Nosotros sabemos de dónde viene (cuál es el origen de) este hombre, pero cuando venga el Cristo (ungido) nadie sabrá su procedencia (de dónde es).»

¿Por qué las personas de Jerusalén se sorprenden de que Jesús hable abiertamente? ¿Qué creen ellos que es la razón para ello?

¿Por qué dudan en todo caso? ¿Qué argumentos usan? ¿Por qué dichos argumentos demuestran un conocimiento errado de las Escrituras o una falta de conocimiento de las mismas?  Ver Miqueas 5:2.

Por eso Jesús, que seguía enseñando en el templo, exclamó (gritó, dijo a fuerte voz):

—¡Con que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno que es digno de confianza (veraz, verdadero). Ustedes no lo conocen, pero yo sí lo conozco porque vengo (cercano soy) de parte suya, y él mismo me ha enviado (puesto aparte, separado para ser enviado).

¿Por qué sube Jesús la voz para decir esto?

¿De dónde dice Jesús que viene? ¿Qué podemos aprender del tipo de relación que tiene con quién le envía de acuerdo a este pasaje?

¿Qué le reclama Jesús a sus críticos? ¿Por qué él si conoce a quién le envía y ellos no?

Entonces quisieron (buscaron) arrestarlo, pero nadie le echó mano porque aún no había llegado su hora. Con todo, muchos de entre la multitud creyeron (tuvieron fe, confiaron) en él y decían: «Cuando venga el Cristo (ungido, Mesías), ¿acaso va a hacer más señales (sobrenaturales) que este hombre?»

¿Por qué no logran arrestar a Jesús? ¿Qué implica esto para nosotros?

¿Qué decía la gente que creía? ¿Por qué?

Los fariseos (secta religiosa legalista) oyeron a la multitud que murmuraba estas cosas acerca de él, y junto con los jefes de los sacerdotes mandaron (apartaron para enviar) unos guardias del templo para arrestarlo.

¿Cómo reaccionan los fariseos ante lo que dice la gente de Jesús? ¿Por qué?

¿Cómo reaccionarían los líderes religiosos de hoy si la gente dijera lo mismo de Jesús presente? ¿Por qué?

¿Cuál es la motivación de los religiosos para actuar de esa manera? ¿En qué están errados?

—Voy a estar con ustedes un poco más (durante un pequeño espacio) de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al (me retiraré a dónde el) que me envió (despachó). Me buscarán, pero no me encontrarán, porque adonde yo esté no podrán ustedes llegar (no será posible que estén).

¿A qué se refiere Jesús con lo que dice acá? ¿A dónde iba a estar? ¿Por qué ellos no pueden estar allá?

«¿Y éste a dónde (a qué lugar) piensa irse (viajar) que no podamos encontrarlo? —comentaban entre sí los judíos—. ¿Será que piensa ir a nuestra gente dispersa entre las naciones (Lit. la diáspora (los dispersos) entre los griegos) para (viajar y) enseñar a los griegos? ¿Qué quiso decir con eso (esta palabra – gr. logos) de que “me buscarán, pero no me encontrarán”, y “adonde yo esté no podrán ustedes llegar”?»

¿A dónde pensaba la gente que iba Jesús? ¿Por qué?

¿Cómo podemos responder nosotros ahora a la pregunta de la gente?

Juan 7:1-13 – Jesús de incognito



Jesús continúa su ministerio a lo largo de diversos sitios en Israel. Pero lo hace de manera sabia y cautelosa como veremos.

Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo (destruirlo).

Jesús es intencional en la manera en que hace las cosas. Cómo sabe que los judíos religiosos pretenden matarle, Jesús planea bien a dónde va y a dónde no.

 Faltaba poco tiempo para (Estaba cerca) la fiesta judía de los Tabernáculos,  así que los hermanos de Jesús le dijeron:

—Deberías salir de aquí e ir a Judea, para que tus discípulos vean (disciernan) las obras que realizas, porque nadie que quiera darse a conocer (hacer saber que existe) actúa en secreto (privado). Ya que haces estas cosas, deja que el mundo te conozca.

La Fiesta de los Tabernáculos, conocida hoy en día como ‘Sucot’, fue instituida por Dios a través de Moisés en Levítico 23:33-43, Números 29:12-39 y Deuteronomio 16:13-17. Se celebra hoy en día todavía en Israel. Para todo judío esta fiesta es obligatoria y representa la protección de Dios a su pueblo durante el tiempo que vivieron en el desierto.

Acá vemos otra vez, que contrario a la creencia católica, Jesús si tiene hermanos, los cuales no creen todavía en él como Hijo de Dios, de acuerdo al relato de Juan. Ellos querían que Jesús se diera a conocer y se hiciera famoso. Lo hacían desconociendo que Jesús no hacía nada sin que el Padre le hubiera guiado y autorizado a ello (como debería ser en nuestra vida también). Sus hermanos creen que Jesús solo busca fama, pero Jesús solo hacía lo que era la voluntad del Padre.

Lo cierto es que ni siquiera sus hermanos creían (confiaban) en él.

¿Por qué los hermanos de Jesús no creían en él?

Por eso Jesús les dijo:

—Para ustedes cualquier tiempo es bueno (está listo), pero el tiempo mío aún no ha llegado (no está cerca). El mundo no tiene motivos para aborrecerlos (no puede detestarlos); a mí, sin embargo, me aborrece (detesta) porque yo testifico (soy testigo) que sus obras son malas (hirientes, malvadas). Suban ustedes a la fiesta. Yo no voy todavía a esta fiesta porque mi tiempo aún no ha llegado (se ha completado).

¿A qué se refiere Jesús con que el mundo le detesta y por qué? ¿A qué con que su tiempo no ha llegado? ¿Cuáles son las obras malas a las que se refiere Jesús?

Dicho esto (Dichas estas cosas), se quedó en Galilea. Sin embargo, después de que sus hermanos se fueron a la fiesta, fue también él, no públicamente sino (como si fuera) en secreto (privado).

¿Le mintió Jesús a sus hermanos o por qué cambia de opinión? ¿Qué buscaba Jesús al ir de incognito?

Por eso las autoridades judías (los judíos) lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido? (¿Dónde está?)»

¿Cuál era la razón para que las autoridades judías (los religiosos) buscaran a Jesús? ¿Dónde vemos este tipo de reacciones reflejadas hoy en día también?

Entre la multitud (gente) corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona. (Es bueno)» Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña (seduce) a la gente.» Sin embargo, por temor (miedo) a los judíos nadie hablaba de él abiertamente.

¿Qué decía la gente de Jesús? ¿Por qué tenían tanto miedo de las autoridades religiosas? ¿Pasan situaciones similares hoy en día en la iglesia? ¿A que le temen las personas?

Juan 6:22-59 – Jesús, el pan de vida

Después de que Jesús había multiplicado el pan y los peces, las personas que le seguían generaron la expectativa de que Jesús venía a ser el Mesías que esperaban (alguien que les librara del yugo romano y de la pobreza financiera), sin embargo Jesús no vino a liberarlos de ello, sin a liberarlos del yugo y la esclavitud del pecado, y de la pobreza y el hambre espiritual.

Al día siguiente, la multitud que se había quedado en el otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían embarcado solos. Allí había estado una sola barca, y Jesús no había entrado en ella con sus discípulos. Sin embargo, algunas barcas de Tiberíades se aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado gracias el Señor. En cuanto la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm a buscar (Lit. buscar con desespero) a Jesús.

Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron:

—Rabí, ¿cuándo llegaste acá?

Les respondió Jesús y les dijo:

—Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan (desesperadamente), no porque han visto señales (sobrenaturales) sino porque comieron pan hasta llenarse (quedar satisfechos). Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.

Gente viene a buscar a Jesús después de enterarse de que les dio de comer a los 5000 del pasaje anterior. Cuando notan que no está allí van a buscarlo desesperadamente en Capernaúm.

Jesús no responde a la pregunta, sino conociendo la verdadera intención de la misma, él les declara porque le están buscando: porque les dio de comer, pero no por los milagros que Jesús pudiera haber hecho.

La palabra ‘pan’ tiene que ver con un molde de pan y viene de una raíz que está relacionada con el contexto en que en el sacerdote levantaba el pan del pacto para bendecirlo.

Dos razones por las cuales buscamos a Dios:

1.      Para ser saciados del hambre que tenemos.

2.      Para ver los milagros que él hace.

Jesús no juzga ninguno de estos dos motivos ni como buenos, ni como malos. Solamente se limita a aclarar cuál debe ser el enfoque de los mismos: él mismo.

Jesús no les dice que dejen de trabajar, sino que les dice que deben de trabajar por aquello que les alimenta espiritualmente y que no se pierde, y que este alimento les iba a ser dado por él mismo (al momento de su muerte y resurrección) y les recuerda de donde viene su autoridad para poder darles esta promesa: el Padre mismo.

—¿Qué tenemos que hacer para realizar (estar comprometidos con) las obras (el trabajo) de Dios? —le preguntaron.

—Ésta es la obra (el trabajo) de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús.

Las personas buscan actividades, reglas, requisitos para hacer la obra de Dios, para cumplirle; pero Jesús les explica que solo hay una cosa que pueden hacer: creer en él.

—¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer (Cuál es tu obra)? —insistieron ellos—. Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.”

Ahora las personas buscan una señal, un milagro que confirme que él es el Hijo de Dios; quieren ver la obra de Jesús. Ellos usan de ejemplo el pan que le dio Dios en el desierto a los judíos a través de Moisés, pero ignoran completamente la obra mostrada por Jesús al multiplicar los panes el día anterior.

(Éx. 16:4 – Dios manda pan del cielo como prueba de obediencia; Neh. 9:15 – Dios sacia con el pan el hambre; Sal. 78:24,25 – Dios les dio pan hasta que estuvieran llenos). Muy similar a lo que Jesús les responde.

—Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo (Gr. kosmos).

Los judíos atribuían el pan a Moisés, así como hoy muchos atribuyen los milagros a las personas que los realizan, sin entender que el verdadero autor del pan y del milagro es Dios el Padre. Jesús acá empieza a mencionar que él mismo es el pan que baja del cielo para traer vida al cosmos.

—Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.

Las personas, siguiendo con la idea de un pan físico, le piden de ese pan a Jesús.

—Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre (perecerá de hambre), y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto (me han puesto cuidado), no creen.

Jesús vuelve y aclara que no se trata de un pan físico, sino que él es el pan; que él es quien les quitará el hambre y la sed espiritual y emocional que tienen. Pero ellos siguen sin creer, sin confiar en él, a pesar de que han visto a Jesús realizar los milagros y enseñar sobre quién es él realmente.

Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no (Lit. nunca) lo rechazo. Porque he bajado (descendí) del cielo no para hacer mi voluntad (determinación, deseo, propósito, inclinación) sino la (voluntad) del que me envió. Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda (no sea destruido completamente) nada de (todo) lo que él me ha dado, sino que lo resucite (lo levante) en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca (discierna) al Hijo y crea (confíe) en él, tenga (agarre/sostenga la) vida eterna, y yo lo resucitaré (levantaré) en el día final.

Jesús aclara que Dios el Padre es el que acerca a las personas a Jesús, y que él nunca les rechaza, porque él hace lo que el Padre desea y no su propio cuento. Aclara que la voluntad es que Jesús no pierda a ninguno de los que el Padre le da, sino que los resucite en el día final. La voluntad del Padre es, que quienes reconozcan quién es el Hijo y crean en él, tengan vida eterna y sean resucitados en el día final.

Tanto judíos como cristianos tenemos el concepto de un día final, en el cual Dios levantará a todos los muertos y los juzgará ante su trono, separando entre los que creyeron en él y los que no.

Entonces los judíos (los religiosos) comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó (descendió) del cielo.» Y se decían: «¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: “Yo bajé del cielo”?»

Los religiosos si entienden la analogía de Jesús, pero empiezan a criticar a Jesús porque dice que viene del cielo. Como Capernaúm es parte de los sitios en los cuales Jesús se crio de muchacho, ellos conocen a sus padres y por lo tanto no aceptan que Jesús pueda venir del cielo.

—Dejen de murmurar (No murmuren entre ustedes) —replicó Jesús—. Nadie puede venir a mí si no (a menos que) lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

Jesús le llama la atención a los religiosos y les deja claro que es el Padre el que atrae a Cristo, pero que Cristo es quien resucita, y que fue el Padre quién le envió.

En los profetas está escrito: “A todos los instruirá (enseñará) Dios.” (Isa. 54:13). En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí. Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; sólo él ha visto al Padre. Ciertamente les aseguro que el que cree (confía) tiene vida eterna. Yo soy el (ese) pan de vida. Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto (la soledad), y murieron. Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.

Jesús usa al profeta Isaías para reprender a los religiosos con sus enseñanzas que confunden al pueblo, dejando claro que se cumple la profecía de Isaías en la cual dice que Dios mismo iba a enseñar a todos. Jesús deja claro que el que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a Jesús. Y por si las dudas, nadie sino Jesús mismo, que vino del Padre, es el único que le ha visto.

Jesús les recuerda que basta con creer y confiar para tener la vida eterna, y les vuelve a decir que él mismo es ese pan de vida que trae vida, y que él mismo iba a entregar su carne, su cuerpo, para que todos tuvieran vida.

Los judíos comenzaron a disputar (discutir) acaloradamente entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

Otra vez los judíos discuten, esta vez pensando en que Jesús está hablando de canibalismo, cuando Jesús todavía sigue hablando en sentido espiritual.

—Ciertamente les aseguro —afirmó Jesús— que si no comen (a menos que coman) la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen (poseen, sostienen) vida en ustedes. El que come (Lit. mastica, traga) mi carne y bebe mi sangre tiene (posee) vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece (habita) en mí y yo en él. Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí (el que me come a mí), vivirá por mí. Éste es el pan que bajó del cielo: no como el que sus antepasados comieron y murieron, sino el que come (mastica) de este pan vivirá para siempre.

Jesús los ignora y les explica que si no aceptan su sacrificio en la cruz y aceptan su obra de salvación no pueden tener vida eterna. Hoy entendemos que también Jesús se estaba refiriendo al símbolo que instituiría antes de su muerte: la Santa Cena, en donde comemos el pan que simboliza la carne de Cristo y bebemos el vino que simboliza su sangre. No es el símbolo el que nos da la salvación y la vida eterna, es la obra de Jesús y el creer y habitar en él y él en nosotros, lo que realmente nos da la vida eterna y la oportunidad de ser resucitados en el día final.

Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.

Jesús aprovechaba cualquier oportunidad para enseñar: él enseñaba en privado y en público; en el campo, en las casas, en el templo judío y en la sinagoga. La sinagoga era el colegio y el sitio de asambleas de los judíos. Los momentos en que Jesús enseñaba allí eran esperados y normales para todo hombre mayor. Jesús se paraba, exponía un pasaje de la Biblia y lo explicaba mientras el resto escuchaba y criticaba o agregaba a la explicación, hasta que se llegara a un consenso de grupo. Muy similar a lo que fue la iglesia primitiva.