lunes, 28 de marzo de 2016

Juan 7:37-52 – Jesús habla de la necesidad del Espíritu Santo.


Jesús sigue enseñando en el templo cada día hasta el final de las festividades del Succot.

En el último día, el más solemne (el mayor) de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó (en voz alta):

—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De (Del interior/del estómago de) aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán (fluirán) ríos (una corriente) de agua viva (de vida).

Con esto se refería al (Pero esto decía del) Espíritu (Gr. pneuma – brisa de aire; Hbr. ruach) que habrían de recibir (tomaría) más tarde los que creyeran  (confiaran) en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.

¿Qué quiere decir Jesús con lo que dice? ¿A qué sed se refiere Jesús? ¿Qué significa que de nuestro interior fluirían ríos de agua viva? ¿Qué representan esos ríos?

Jesús cita la Escritura. Aunque no se encuentra una referencia literal, posiblemente Jesús se refería a los pasajes relacionados con el agua del interior de la roca cuando Israel estuvo en el desierto (Jesús = la roca) y también a varios pasajes en Isaías en los cuales se habla del Espíritu Santo produciendo manantiales en el desierto; Después en Apocalipsis 22:1 se menciona que ríos de agua viva saldrían del trono de Dios.

¿A qué se refiere Juan al aclarar que Jesús estaba hablando del Espíritu Santo? ¿Por qué el ES no había sido dado?

En el AT el ES era dado a quienes eran ungidos de manera específica y la señal principal de que alguien estaba lleno del ES era porque comenzaba a profetizar. Véase el ejemplo de Saúl cuando es ungido rey. En el NT vemos que Jesús es lleno del ES después de ser bautizado, pero que sus discípulos no tiene esa experiencia sino hasta mucho después. Jesús muere y resucita, y les promete el ES, pidiéndoles que se queden en Jerusalén y esperen por el mismo. El asciende al cielo y 40 días después desciende el ES sobre los discípulos. De ahí en adelante el ES viene sobre todos los que creen, bien sea después de ser bautizados en agua o a veces incluso antes (véase Hechos).

¿Por qué el ES es tan importante en la vida de un creyente? ¿Cómo se recibe el ES? ¿Cuáles son las condiciones? – Véase en Hechos la historia de Pablo y el mago que quiso comprar el ES.

Al oír sus palabras (Gr. logos – revelación divina), algunos de entre la multitud decían: «Verdaderamente éste es el profeta.» Otros afirmaban: «¡Es el Cristo (Mesías)!» Pero otros objetaban: «¿Cómo puede el Cristo (Mesías) venir de Galilea? ¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo (Mesías) vendrá de la descendencia (del esperma) de David, y de Belén, el pueblo de donde era David?»

¿Qué causan las palabras de Jesús en la multitud? ¿Por qué?

¿Por qué hay quienes afirman que Jesús es el profeta y otros que afirman que es el Mesías?

¿Cuál era el argumento de los que objetaban? ¿Por qué era un argumento errado?

Por causa de Jesús la gente estaba dividida (se generó división entre la multitud). Algunos querían (preferían) arrestarlo (que lo arrestaran), pero nadie le puso las manos encima.

Los guardias del templo volvieron a los jefes de los sacerdotes y a los fariseos, quienes los interrogaron:

—¿Se puede saber por qué no lo han traído?

—¡Nunca (antes) nadie ha hablado como ese hombre! —declararon los guardias.

¿Por qué nadie se atrevía a arrestarlo? ¿Cuál es la respuesta de los guardias sobre por qué no habían traído a Jesús ante ellos?

¿A qué se referían ellos con que nunca antes alguien había hablado como Jesús? ¿Qué tenían Jesús que otros no tenían? ¿Por qué?

—¿Así que también ustedes se han dejado engañar (desviar)? —replicaron los fariseos—. ¿Acaso ha creído (confiado) en él alguno de los gobernantes o de los fariseos? ¡No! (No se encuentra en el original) Pero esta gente, que no sabe nada de (conoce) la ley, está bajo maldición.

¿Cuál es la respuesta de los fariseos? ¿Qué dice esto de ellos? ¿Es este un argumento objetivo y válido? ¿Por qué?

Nicodemo, que era uno de ellos y que antes había ido a ver a Jesús, les interpeló:

—¿Acaso nuestra ley condena (distingue/decide/juzga) a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?

—¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga (Busca) y verás que de Galilea no ha salido (se ha levantado) ningún profeta.

¿Cuál es la respuesta de Nicodemo? ¿En que basa su respuesta?

¿Cómo le argumentan los fariseos? ¿Por qué esa respuesta está errada?

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