miércoles, 30 de marzo de 2016

Juan 20:1-31 – ¡Resucitó! ¡Él vive!

Después de la muerte y sepultura de Jesús los discípulos se encuentran confundidos recordando las palabras de Jesús y sin saber qué hacer. Algunos vuelven a sus oficios regulares, mientras que otros esperan a que algo pase, pero sin saber qué. Han pasado ya 3 días y es el primer día de la semana, el domingo.

El primer día de la semana (entre los sábados), muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada (del sepulcro). Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba (gr. phileo – amistad, hermandad), y les dijo:

—¡Se han llevado del sepulcro al Señor (gr. kurios: suprema autoridad), y no sabemos dónde lo han puesto!

¿Qué pasa temprano el domingo cuando María fue al sepulcro? ¿A qué iba María al sepulcro?

¿Cuál es el temor de María con respecto al cuerpo de Jesús? ¿A quién se refería con ‘se han llevado’?

¿Qué había pasado durante la última noche? – Pasajes paralelos: Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-12.

¿Qué le preocupaba a María Magdalena y a María la madre de Jacobo y Salomé?

Los guardias seguían custodiando la tumba y es claro según el pasaje de Mateo 28:11 al 15, que lo que ocurrió fue sobrenatural: terremoto y un ángel. Los guardias estaban aterrados y asustados, pues podían ser condenados a muerte por haber permitido que el sello sobre la tumba fuera violado. Los judíos ponen a circular una mentira en vez de reconocer el poder de Dios en la situación y con ello engañan al pueblo de Dios hasta hoy. Muchos ateos incluso se basan en la misma mentira para justificar sus creencias.

¿Qué causo el poder demostrado de Dios en los guardias?

¿Cómo se describe al ángel en Marcos 16:5 y en Lucas 24:4? ¿Por qué la diferencia?

¿Por qué el ángel se sienta sobre la piedra?

¿Qué le dice el ángel a las mujeres? ¿Qué les ordena hacer?

¿Qué pasa mientras van a avisarle a los discípulos? ¿Qué les dice Jesús?

Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro. Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro. Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas (de lino) (extendidas), pero no entró. Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas (de lino extendidas) y el sudario (toalla que cubre la cara del muerto) que había cubierto la cabeza de Jesús (él), aunque el sudario (la toalla) no estaba con las vendas (de lino) sino enrollado en un lugar aparte. En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó (tuvo fe; confió). Hasta entonces no (ni siquiera) habían entendido (ver, conocer) la Escritura, que (dice que Jesús) tenía que resucitar (levantarse de entre los muertos).

Según Lucas 24:10-12, ¿qué otras mujeres estaban allí? ¿Cuál fue la reacción de los discípulos cuando las mujeres les informan de la resurrección? ¿Por qué? Sin embargo, Pedro si les cree y sale corriendo con Juan al sepulcro.

¿Quiénes corren al sepulcro? ¿Por qué Juan no entra al principio?

¿Qué vieron los dos? ¿Qué significaba el que las vendas y el sudario enrollado estuvieran allí? ¿Qué significa que estén en lugares separados? ¿Cómo estarían si el cuerpo hubiera sido robado?

¿Qué pasó cuando Juan entró al sepulcro? ¿Qué fue lo que creyó?

¿Qué fue lo que Pedro y Juan no habían entendido hasta ese momento?

Los discípulos regresaron a su casa (Regresaron ellos a donde los discípulos), pero María se quedó (afuera), llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó (para mirar) dentro del sepulcro, y vio (discierne) a dos ángeles (vestidos) de blanco, sentados donde había estado (puesto estirado) el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.

 —¿Por qué lloras (llorar clamando), mujer? —le preguntaron los ángeles.

—Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.

Apenas dijo esto, volvió la mirada (se dio la vuelta, se volteó hacía atrás) y allí vio (discernir) a Jesús de pie, aunque no sabía (veía) que era él.

Jesús le dijo:

—¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto (jardinero), le dijo:

—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.

—María —le dijo Jesús.

Ella se volvió y exclamó:

—¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro - instructor).

—Suéltame (No me toques, no te apegues), porque todavía no he vuelto (ascendido) al Padre. Ve (viaja) más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo (Asciendo) a mi Padre, que es (y al) Padre de ustedes; a mi Dios (y Dios mío), que es (y) Dios de ustedes.”

María Magdalena fue a darles la noticia (le anunció) a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.

Según Mateo 28:8-10, ¿a quienes más se les aparece Jesús?

¿Qué importancia tenía el hecho de que fueran las mujeres las primeras en ver el sepulcro vacío y a las que Jesús se les aparece?

¿Por qué llora María? ¿Quiénes le preguntan al respecto? ¿Qué responde María?

¿Por qué no reconoce inicialmente a Jesús? ¿Por qué lo confunde con un jardinero? – Referencia al Edén: Dios y el ser humano como jardineros.

¿Qué hace María cuando reconoce a Jesús? ¿Cómo es que lo reconoce? ¿Qué le dice Jesús que no haga? ¿Por qué?

¿Qué le pide Jesús que haga y diga? ¿Qué significado tiene el mensaje de Jesús para los discípulos?

Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando (reunidos) los discípulos a puerta cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó.

—¡La paz (también: prosperidad) sea con ustedes!

Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron.

—¡La paz (prosperidad) sea con ustedes! —repitió Jesús—. (Así) Como el Padre me envió (gr. apostello: poner aparte para enviar con una misión) a mí, así yo los envío (despachar) a ustedes.

Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo:

—Reciban (Tomen) el Espíritu Santo. A quienes les perdonen (manden fuera) sus pecados (de: errar el blanco), les serán perdonados (enviados fuera); a quienes no se los perdonen (se los retengan – por fuerza), no les serán perdonados (les serán retenidos).

Pasaje relacionado: Lucas 24:13-49.

Marcos 16:9-20 no es considerado por la mayoría de eruditos como parte original del libro de Marcos, sino como una falsificación posterior (desde el año 150 DC y con 2 diferentes finales, uno largo y otro más corto – ver más en: https://es.wikipedia.org/wiki/Marcos_16). El capítulo 16 de Marcos termina en los dos textos más antiguos que hay originalmente en el versículo 8 y no contiene los versículos 9 al 20. Esto es importante saberlo especialmente cuando se tiene en cuenta que los versículos 17 y 18 son usados por las iglesias más carismáticas para decir que Jesús ordeno que esas señales sean hechas por sus discípulos, pero la realidad es que si este texto fue escrito mucho después, lo único que está haciendo es resumiendo algunos de los milagros que sucedieron posteriormente por causa de creer en Jesús.

¿Dónde estaban reunidos los discípulos? ¿Por qué? ¿Qué hora era?

¿Qué hace Jesús? ¿Cómo los saluda? ¿Por qué?

¿Qué misión da a los discípulos? ¿Qué significa que nos envía como el Padre le envió?

¿Por qué sopla sobre ellos para que reciban el ES? ¿Qué pasa el recibir el ES según Jesús? ¿Qué significa que mandemos fuera o que retengamos los pecados de otros? ¿Habían recibido ya con eso el ES o era esto un acto simbólico profético?

Juan resume acá los eventos de ese día. Según Lucas 24:13-49, ¿qué más sucedió?

¿A qué otras personas se le apareció Jesús? ¿Cómo fueron reconociendo que era él?

¿Cómo reaccionaron al darse cuenta?

¿Qué les explica Jesús? ¿Por qué?

 Tomás, al que apodaban el Gemelo (Dídimo – doble), y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús. Así que los otros discípulos le dijeron:

—¡Hemos visto al Señor!

—Mientras no (A menos que) vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás.

¿Qué pasa con Tomás cuando le cuentan sobre Jesús? ¿Por qué no cree? ¿Qué pruebas quiere?

Tomas era gemelo, pero no hay mención alguna de su hermano en la Biblia. No sabemos tampoco por qué no se encontraba con los demás al momento de aparecerse Jesús la primera vez.

Una semana más tarde (Y después de 8 días) estaban los discípulos de nuevo en la casa (dentro), y Tomás estaba con ellos. Aunque (Estando) las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó.

—¡La paz (prosperidad) sea con ustedes!

Luego le dijo a Tomás:

—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas (conviertas en) incrédulo, sino hombre de fe (en crédulo, creyente).

—¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.

—Porque me has visto (claramente), has creído (confiado) —le dijo Jesús—; dichosos (supremamente bendecidos) los que no han visto y sin embargo creen (confían).

¿Cuánto tiempo pasa desde la declaración de Tomás? ¿Qué hace Jesús por Tomás y que le dice?

¿Cuál es la reacción de Tomás? ¿Qué significa lo que declara Tomás?

¿Qué declara Jesús ante ello? ¿Quiénes son supremamente bendecidos?

Jesús hizo muchas otras señales (milagrosas) en presencia de (frente a) sus discípulos, las cuales no están registradas (escritas, descritas) en este libro (rollo). Pero éstas se han escrito (que están escritas/descritas) para que ustedes crean (confíen) que Jesús es el Cristo (el ungido, el Mesías), el Hijo de Dios, y para que al creer (creyendo) (en su nombre) tengan (posean) vida (por medio de su nombre – autoridad, carácter).


¿Qué más dice Juan sobre Jesús? ¿Por qué no todo lo que hizo Jesús está escrito en este libro? ¿Para qué escribió Juan lo que está incluido en el libro?


¿Cómo se obtiene vida?

lunes, 28 de marzo de 2016

Juan 19:1-42 – Jesús es sentenciado, crucificado y sepultado


Después del fracasado intento de Pilatos de salvar a Jesús de los judíos, Jesús es sentenciado y entregado para su crucifixión.

Pilato tomó entonces a Jesús y mandó que lo azotaran. Los soldados, que habían tejido una corona de espinas, se la pusieron a Jesús en la cabeza y lo vistieron con un manto de color púrpura.

—¡Viva el rey de los judíos! —le gritaban, mientras se le acercaban para abofetearlo.

Mt.27:27-31; Mar. 15:16-20.

Latigazos romanos: con puntas de hueso – arranca la carne. 40 latigazos menos uno (39), porque se habían dado cuenta que las personas morían al llegar a los 40, y solo los querían torturar, no matar.

La corona de espinas: un espino de punta larga. Sin saberlo los soldados coronan a Jesús y lo reconocen como Rey, al burlarse de él.

Pilato volvió a salir.

—Aquí lo tienen —dijo a los judíos (a ellos)—. Lo he sacado para que sepan que no lo encuentro culpable de nada.

Cuando salió Jesús, llevaba puestos la corona de espinas y el manto de color púrpura.

—¡Aquí tienen al hombre! —les dijo Pilato.

Tan pronto como lo vieron, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron a voz en cuello:

—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!

La reacción de los Judíos es rechazarlo como Rey.

—Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes —replicó Pilato—. Por mi parte, no lo encuentro culpable de nada.

—Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios —insistieron los judíos.

Al oír esto (el logos), Pilato se atemorizó aún más, así que entró de nuevo en el palacio (en el tribunal) y le preguntó a Jesús:

—¿De dónde eres tú? (¿Cuál es tu origen?)

Los judíos se basan en una interpretación errada de la ley de Moisés.

El temor de Pilato se basa en las creencias griegas y romanas, en las que los dioses podían estar en la tierra y emparentarse con seres humanos. Por eso pregunta por el origen de Jesús.

Pero Jesús no le contestó nada.

—¿Te niegas a hablarme? —le dijo Pilato—. ¿No te das cuenta de que tengo poder (gr. exosia: autoridad delegada) para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen?

—No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.

Pilato entendía muy claramente su autoridad, venida directamente del emperador romano. Si Jesús era quien decían los judíos, el Hijo de Dios, Pilato no quería meterse con él y podría liberarlo inmediatamente, sin que los judíos pudieran hacer algo para evitarlo.

Jesús no le responde por obediencia a su Padre (‘Yo solo hago lo que veo al Padre hacer’). Era imperante que Jesús pasara por todo esto para que se pudiera cumplir el plan de Dios para salvación. Jesús ratifica esto al dejarle claro a Pilato que incluso el poder del emperador no puede pasar por encima del poder de Dios, y que con ello incluso Pilato tiene que someterse a la voluntad de Dios.

Jesus también deja claro que los judíos estaban cometiendo un mayor pecado (error) que Pilato mismo.

Desde entonces Pilato procuraba poner en libertad a Jesús, pero los judíos gritaban desaforadamente:

—Si dejas en libertad a este hombre, no eres amigo del emperador. Cualquiera que pretende ser rey se hace su enemigo.

Pilato entiende muy bien lo que Jesús le dice, y seguramente también influenciado por el mensaje de su esposa (Mt.27:19), y por eso busca liberar a Jesús, por temor a que realmente este tratando con el Hijo de Dios.

Los judíos notan como Pilato duda y usan una amenaza muy efectiva en ese tiempo: si permites que cualquier persona se ponga como rey por encima del emperador, entonces eres un traidor también. La sentencia por traición en Roma era una muerte muy dolorosa y Pilato bien sabía esto.

Al oír esto, Pilato llevó a Jesús hacia fuera y se sentó en el tribunal, en un lugar al que llamaban el Empedrado (que en arameo se dice Gabatá). Era el día (la hora) de la preparación para la Pascua, cerca del mediodía (la hora sexta).

—Aquí tienen a su rey —dijo Pilato a los judíos.

—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! —vociferaron.

—¿Acaso voy a crucificar a su rey? —replicó Pilato.

—No tenemos más rey que el emperador romano —contestaron los jefes de los sacerdotes.

Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y los soldados (lo tomaron y) se lo llevaron.

Mt. 27:11-26; Lc. 22:66-23:25

Pilato decide sentarse y dictar su sentencia: culpable del delito de hacerse rey. Los judíos reaccionan insistiendo en la crucifixión de Jesús.

Aunque Pilato les insiste en si reconocen en Jesús a su rey, los judíos le rechazan y prefieren someterse al emperador romano, aunque contradictoriamente esperan un mesías que acabe con el imperio romano sobre ellos.

Pilatos finalmente se lava las manos en una señal de que rechaza personalmente la sentencia y que no asume la responsabilidad por la muerte de Jesús. Los judíos (sin pensar en las consecuencias de lo que declaran) piden que la sangre de Jesús sea entonces sobre ellos. Sin darse cuenta, con esa declaración, condenan a Israel a pasar por el juicio de Dios, lo que sucede a partir del año 70 después de Cristo (con la destrucción del templo judío por parte de los romanos) y que dura hasta después de la segunda guerra mundial, que es cuando el estado de Israel es otra vez establecido.

Jesús salió cargando (levantando) su propia cruz (propio poste) hacia el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota). Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio.

Pilato mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito: «Jesús de Nazaret, Rey de los judíos.» Muchos de los judíos lo leyeron, porque el sitio en que crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en arameo, latín y griego.

—No escribas “Rey de los judíos” —protestaron ante Pilato los jefes de los sacerdotes judíos—. Era él quien decía ser rey de los judíos.

—Lo que he escrito, escrito queda —les contestó Pilato.

Jesús debe llevar su propio poste para la crucifixión. En el camino y seguramente por la pérdida de sangre y la falta de fuerzas a causa de los azotes, la corona de espinas y el tiempo que paso en juicio, Jesús da muestras de agotamiento, por lo cual le ordenan a Simón de Cirene (Marcos menciona incluso que este era el padre de Alejandro y Rufo, posiblemente miembros de la iglesia primitiva) para que ayude y así no demorar la crucifixión, que debía suceder antes del comienzo de la Pascua.

También le siguen muchas mujeres, sobre las cuales Jesús profetiza. Las mujeres eran una parte importante del ministerio de Jesús. Aunque no las vemos en las funciones de los apóstoles, si vemos que, entre otras cosas, sostenían financieramente el ministerio de Jesús. Después de la muerte y resurrección de Jesús, las encontramos reunidas con los apóstoles y los demás discípulos en el aposento alto, orando y esperando la llegada del Espíritu Santo.

A Jesús lo crucifican con dos condenados más, uno de los cuales se burla de él y otro que le pide a Jesús que le lleve consigo. Jesús le promete que estará con él en el paraíso. No solo el condenado se burló, también muchos de los judíos que estaban allí, probablemente para asegurarse de que estuviera muerto.

Jesús se niega a tomar una bebida que era usada para drogar a los condenados, para que sintieran menos dolor cuando les clavaran a la cruz.

En medio de las torturas y burlas a las que Jesús es sometido, su amor sigue abundando al pedir por el perdón de ellos.

Cuando alguien era condenado a muerte en la cruz, se colocaba un letrero con la sentencia por la cual era crucificado sobre el poste. Pilato pone claramente la declaratoria de que Jesús es el rey de los judíos y no lo que los fariseos piden. Lo que Pilato hace es profético, pues declara que por medio de la cruz, Jesús vuelve a retomar su posición de Rey. Al escribirlo en los 3 idiomas reinantes en esa época, lo declara indirectamente Rey de todo el mundo conocido.

Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su manto y lo partieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. Tomaron también la túnica, la cual no tenía costura, sino que era de una sola pieza, tejida de arriba abajo.

—No la dividamos —se dijeron unos a otros—. Echemos suertes para ver a quién le toca.

Y así lo hicieron los soldados. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice:

«Se repartieron entre ellos mi manto, y sobre mi ropa echaron suertes.»

Mt. 27:32-44; Mr. 15:21-32; Lc. 23:26-43

De acuerdo al historiador Josefo, la única túnica en esa época que era hecha sin costuras, de una sola pieza, era la del sumo sacerdote. El sumo sacerdote era el único que podía entrar al lugar santísimo, en donde se encontraba el arca de pacto y que representaba la presencia misma de Dios. El sumo sacerdote hacía el sacrificio principal del cordero durante la Pascua. Jesús representa aquí que él es no solo el Hijo de Dios, sino que es el Sumo Sacerdote de Dios, que realiza el sacrificio principal de la Pascua. En este caso, el mismo como el Cordero.

Se cumple lo profetizado por David 1000 años atrás en Salmos 22:18.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofas, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y a su lado al discípulo a quien él amaba (gr. agapao), dijo a su madre:

—Mujer, ahí tienes a tu hijo.

Luego dijo al discípulo:

—Ahí tienes a tu madre.

Y desde aquel momento ese discípulo la recibió en su casa (con los suyos).

Vemos otra vez a las mujeres acá. Juan menciona de manera especial a María, la madre de Jesús, a la tía de Jesús, la hermana de María, a la esposa de Cleofas (a quién Jesús se le aparece después de resucitar en el camino a Emaús) que también se llama María, y a María Magdalena, la que había sido liberada de varios demonios.

El discípulo amado es Juan mismo. Lo que Jesús hace al entregarle a Juan el cuidado de su madre, es en cumplimiento de las tradiciones del AT, en las cuales cuando la madre quedaba viuda el hermano mayor debía hacerse cargo de ella. Si el hermano mayor moría, este debía designar a otro hermano para cuidar de la madre mientras esta viviera. Jesús (posiblemente de manera intencional) no designa a ninguno de sus hermanos de sangre para hacer esta labor, sino que designa a su mejor amigo, como ejemplo tal vez de como debía ser la familia de Dios: hermanos y hermanas unos con otros. Juan entiende el mensaje y aloja desde ese entonces a María en su casa, como si fuera su propia madre.

Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado (concluido), y para que se cumpliera la Escritura, dijo:

—Tengo sed.

Había allí una vasija llena de vinagre; así que empaparon una esponja en el vinagre (con hisopo), la pusieron en una caña (la enrollaron) y se la acercaron a la boca. Al probar (tomar) Jesús el vinagre, dijo:

—Todo se ha cumplido (concluido, finalizado).

Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu (su aliento de vida).

Mt.27:45-56; Mr.15:33-41; Lc. 23:44-49


Durante el momento de la muerte de Jesús suceden varias cosas:

1.      Ocurre una oscuridad total durante 3 horas en pleno día…

2.      Jesús llama a su Padre en un momento en que se siente abandonado.

3.      Hay un fuerte temblor…

4.      La cortina que separa el lugar santo del lugar santísimo en el templo se parte en dos, dejando completamente abierto el acceso de todos a la presencia misma de Dios…

5.      Jesús muere dando parte de haber cumplido con su misión.

6.      Varios muertos resucitan y aparecen en Jerusalén.

La oscuridad total y el terremoto declaran el poder de Dios desatado sobre ese momento, demostrando que esto no era una muerte normal. Esto lo reconoce el centurión romano que se encontraba allí.

Por un momento la unidad entre Jesús y el Padre está rota. La razón: Dios no puede tener comunión (unidad) con el pecado. Ese es el momento en que Jesús carga sobre sí todo el pecado del mundo (como en el AT el cordero designado para eso). Después de esto Jesús declara el cumplimiento de su misión y al expirar un fuerte temblor confirma un cambio.

La cortina de separación se rompe en dos, declarando que con la muerte de Cristo como cordero santo, ya no hay necesidad de un sumo sacerdote que interceda por nosotros, sino que tenemos entrada directa a la presencia de Dios. Pablo explica esto bien en su carta a los Hebreos.

La resurrección de varios muertos demuestra el poder sobre la muerte que Jesús ya había estado anunciando. Mateo claramente dice que se trataba de santos. Ese término se le da después a los creyentes de la iglesia primitiva. Es posible entonces que los resucitados hayan sido todos personas que murieron por su fe y que eran seguidores de Jesús. Lo interesante es que esperan a la resurrección de Jesús para aparecerse a las personas en la ciudad.

Aquí se mencionan de nuevo a las mujeres, esta vez, observando todo desde la distancia. Se menciona además de las anteriores a: María la madre de Jacobo (el menor), José y Salomé (posiblemente la misma María que se menciona como esposa de Cleofas), la madre de los hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan).

Era el día de la preparación para la Pascua. Los judíos no querían que los cuerpos permanecieran en la cruz en sábado, por ser éste un día muy solemne. Así que le pidieron a Pilato ordenar que les quebraran las piernas a los crucificados y bajaran sus cuerpos. Fueron entonces los soldados y le quebraron las piernas al primer hombre que había sido crucificado con Jesús, y luego al otro. Pero cuando se acercaron a Jesús y vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado (el costillar) con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua. El que lo vio ha dado testimonio de ello, y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán ningún hueso» y, como dice otra Escritura: «Mirarán al que han traspasado.»

La costumbre de quebrarle las piernas a los crucificados se hacía para acelerar su muerte. Al no poder apoyarse sobre sus piernas quebradas, el crucificado moría por no poder respirar bien, ya que todo el peso de su cuerpo presionaba sobre los pulmones.

Los cuerpos no debían permanecer durante la Pascua allí, para evitar que fuera contaminada la celebración.

El que haya brotado sangre y agua (posiblemente el suero) del costado de Jesús (el costillar, posiblemente debajo del corazón) es una muestra médica de que Jesús murió de un infarto, causado probablemente por el estrés de la carga de pecado que llevo y la separación momentánea de Dios Padre.

Juan deja claro que él mismo estuvo presente y que puede testificar de ello, y que esto lo dice para que creamos, ya que se cumplen otras profecías: Éxodo 12:46, Salmos 34:20; Zacarías 12:10. Probablemente escribe esto para contrarrestar los rumores propagados por los judíos, de que Jesús en realidad no había muerto.

Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de mirra y áloe. Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y, conforme a la costumbre judía de dar sepultura, lo envolvieron en vendas con las especias aromáticas. En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no se había sepultado a nadie. Como era el día judío de la preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.


Mt. 27:57-66; Mr. 15:42-47; Lc. 23:59-56


Aquí vemos que se mencionan otros dos discípulos más: José de Arimatea y Nicodemo, ambas pertenecientes al sanedrín, el consejo de los sacerdotes judíos. José pide el cuerpo de Jesús a Pilatos para poder sepultarlo dignamente, pero los judíos se acuerdan de que Jesús había dicho que resucitaría al tercer día y hacen que la tumba sea custodiada por los romanos, ya que sospechan que los discípulos podrían robarse el cuerpo para poder decir después que Jesús había resucitado. Los romanos sellan el sepulcro y ponen guardias. El sello era de cera y contenía el sello del emperador. Quién rompiera dicho sello, era condenado a muerte.


Jesús es sepultado en un jardín directamente en el sitio en donde fue crucificado.


María Magdalena y María la madre de José (posiblemente la esposa de Cleofas) también están allí observando donde es puesto Jesús.

Juan 18:1-40 – Jesús es arrestado y juzgado


Una vez que termina de orar, Jesús se dirige al otro lado del arroyo al huerto de Getsemaní con los discípulos.

Cuando Jesús terminó de orar (Después de haber dicho estas cosas), salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto (jardín) en el que entró con sus discípulos.

También Judas, el que lo traicionaba (entrega), conocía aquel lugar, porque muchas veces (frecuentemente) Jesús se había reunido allí con sus discípulos.

¿Qué hace Jesús, después de decir todo lo que dijo? ¿Por qué?

¿Qué había al otro lado del arroyo? ¿Qué se hace normalmente en un jardín? ¿Qué hacía Jesús regularmente en ese jardín? ¿Por qué se reúne en un jardín? ¿Qué significado espiritual tiene un jardín?

Así que Judas llegó al huerto, a la cabeza de (habiendo reunido, tomado) un destacamento (escuadrón) de soldados y guardias (oficiales) de los jefes de los sacerdotes y de los fariseos. Llevaban antorchas, lámparas y armas.

¿Quiénes llegan al huerto? ¿Con qué objetivo?

Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, les salió al encuentro.

—¿A quién buscan (adoran, contra quién conspiran)? —les preguntó.

—A Jesús de Nazaret (el Nazareno) —contestaron.

—Yo soy (Gr.: Ego eimi (ser/existir)).

Judas, el traidor (que le entrega), estaba con ellos. Cuando (Al momento que) Jesús les dijo: «Yo soy», dieron un paso atrás (se fueron hacia atrás) y se desplomaron (cayeron postrados).

¿Cómo es que Jesús sabía lo que le iba a suceder? ¿Quién le había dicho? ¿Cómo podía saberlo y estar seguro de ello?

¿Qué efecto tiene que Jesús use la palabra buscar que contiene también el contexto de conspirar?

¿Qué pasa cuando Jesús les responde ‘yo soy’? ¿Por qué? ¿Qué significado tiene ‘yo soy’?

—¿A quién buscan (conspirar)? —volvió a preguntarles Jesús.

—A Jesús de Nazaret —repitieron.

—Ya les dije que yo soy. Si es a mí a quien buscan (conspirar), dejen que éstos se vayan (se retiren).

(Esto sucedió) para que se cumpliera (completara) lo (el logos) que había dicho: «De los que me diste ninguno se perdió (murió).»

¿Por qué vuelve y pregunta Jesús?

¿Qué pide Jesús? ¿Para qué?

Simón Pedro, que tenía una espada (daga, cuchillo), la desenfundó e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole (amputándole) la oreja derecha. (El siervo se llamaba Malco.)

—¡Vuelve esa espada (daga) a su funda! —le ordenó (dijo) Jesús a Pedro—. ¿Acaso no he de beber el trago amargo (la copa) que el Padre me da (a beber)?

¿Qué hace Pedro? ¿Por qué? – Lecturas paralelas: Mt. 26:47-56, Mr. 14:43-50, Lc. 22:47-53.

¿Cuál es la respuesta de Jesús ante la reacción de Pedro?

Entonces los soldados, con su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús. Lo ataron y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año. Caifás era el que había aconsejado (recomendado) a los judíos que era preferible (ventajoso) que muriera un solo hombre por el pueblo (la gente).

¿Qué hicieron con Jesús? ¿Por qué?

¿Qué hace un sumo sacerdote? ¿Qué había ‘profetizado’ Caifás?

Simón Pedro y otro discípulo seguían a (iban por el mismo camino con) Jesús. Y como el otro discípulo era (bien) conocido del sumo sacerdote, entró en el patio del sumo sacerdote (junto) con Jesús; Pedro, en cambio, tuvo que quedarse afuera, junto a la puerta. El discípulo conocido del sumo sacerdote volvió entonces a salir, habló con la portera de turno y consiguió que Pedro entrara.

¿Quiénes seguían a Jesús? ¿Quién es el ‘otro discípulo’? ¿Por qué sabemos que es Juan mismo? ¿Cómo logra Juan que Pedro entre al patio?

—¿No eres tú también uno de los discípulos de ese (este) hombre? —le preguntó la portera (niña esclava).

—No lo soy —respondió Pedro.

Los criados (esclavos) y los guardias estaban de pie alrededor de una fogata que habían hecho para calentarse, pues hacía frío. Pedro también estaba de pie con ellos, calentándose.

¿Qué le pregunta la portera a Pedro? ¿Cuál es la respuesta de Pedro? ¿Por qué miente?

Mientras tanto, el sumo sacerdote interrogaba a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas.

—Yo he hablado abiertamente (directamente) al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto (privado) no he dicho nada. ¿Por qué me interrogas a mí? ¡Interroga a los que me han oído hablar(les)! Ellos deben saber (saben - enfático) lo que dije.

Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo:

—¿Así contestas al sumo sacerdote?

—Si he dicho algo malo (hablado mal, injuria) —replicó Jesús—, demuéstramelo (da testimonio de lo injurioso). Pero si lo que dije es correcto (está bien), ¿por qué me pegas?

(Entonces) Anás lo envió (había enviado), todavía atado, a Caifás, el sumo sacerdote.

¿Qué quiere saber el sumo sacerdote? ¿Por qué?

¿Qué le responde Jesús? ¿Qué podemos aprender de ello? ¿Por qué quiere Jesús que interrogue a los que le escuchaban?

¿Cuál es la reacción de Jesús cuando es golpeado? ¿Qué debemos aprender de ello?

Mientras tanto, Simón Pedro seguía de pie, calentándose.

—¿No eres tú también uno de sus discípulos? —le preguntaron.

—No lo soy —dijo Pedro, negándolo.

—¿Acaso no te vi en el huerto con él? —insistió uno de los siervos (esclavos) del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado (amputado) la oreja.

Pedro volvió a negarlo, y en ese instante cantó el gallo.

¿Cómo reacciona Pedro a las preguntas de la gente? ¿Qué sucede al final? ¿Qué se cumplía con ello? – Mt. 26:69-75, Mr. 14:66-72, Lc. 22:55-62.

Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano (pretorio: la corte). Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio (la corte), pues de hacerlo (para que no) se contaminarían ritualmente y no podrían (pudieran) comer la Pascua. Así que Pilato salió a interrogarlos (ellos y les preguntó):

—¿De qué delito acusan a este hombre?

—Si no fuera un malhechor (depravado) —respondieron—, no te lo habríamos entregado.

—Pues llévenselo ustedes y júzguenlo (decidan) según su propia ley —les dijo Pilato.

—Nosotros no tenemos ninguna autoridad para (la ley no nos permite) ejecutar (matar) a nadie —objetaron los judíos.

Esto sucedió para que se cumpliera (completara) lo que (el logos de) Jesús había dicho, al indicar la clase de muerte que iba a sufrir.

¿A dónde llevan los judíos a Jesús? ¿Por qué?

¿Por qué no pueden los judíos entrar a la corte?

¿Cuáles son los cargos que le imputan a Jesús los judíos?

¿Por qué los judíos no pueden juzgar a Jesús como ellos quieren?

¿De qué muerte iba a morir Jesús? ¿Cómo se cumple esta palabra?

Pilato volvió a entrar en el palacio (la corte) y llamó a Jesús.

—¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.

—¿Eso lo dices tú (por ti mismo) —le respondió Jesús—, o es que otros te han hablado de mí?

—¿Acaso soy judío? —replicó Pilato—. Han sido tu propio pueblo (tu propia etnia) y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?

—Mi reino no es de este mundo (cosmos) —contestó Jesús—. Si (mi reino) lo fuera (de este mundo), mis propios guardias (oficiales) pelearían (lucharían) para impedir que (para que no sea entregado a) los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo (aquí).

—¡Así que eres (un) rey! —le dijo Pilato.

—Eres tú quien dice (Tú dices) que soy rey. Yo para esto nací (fui procreado), y para esto vine al mundo (cosmos): para dar testimonio (testificar; gr. martureo) de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz (tono).

—¿Y qué es la verdad? —preguntó (dijo) Pilato.

¿Qué habla Pilato con Jesús en privado? ¿Por qué quiere saber si Jesús es el rey de los judíos?

¿Qué diferencia hay en que Pilato pregunte por sí mismo o porque los demás le hayan contado?

¿Qué dice Jesús sobre su reino? ¿Qué significa eso para nosotros?

¿Para qué nació Jesús? ¿Quién escucha la voz de él? ¿Qué significa estar de parte de la verdad? ¿Qué es la verdad?

Dicho esto, salió otra vez a ver a los judíos.

—Yo no encuentro (crimen o culpa en él) que éste sea culpable de nada —declaró—. Pero como ustedes tienen la costumbre de que les suelte (libere completamente) a un preso durante la Pascua, ¿quieren que les suelte (libere completamente) al “rey de los judíos”?

—¡No, no sueltes a ése; suelta a Barrabás! —volvieron a gritar (desaforadamente).

Y Barrabás era un bandido (ladrón).


¿Cuál es el veredicto de Pilato? ¿Qué le propone a los judíos?


¿Qué prefieren los judíos? ¿Qué demuestra esto? ¿Qué implica hoy en día?